Entre 3 y 5 niños por aula conviven con el déficit de atención


Con una prevalencia de 3 por ciento a 7 por ciento en la población infantil, el TDA /H es más común de lo que se cree. Tan sólo en un aula escolar se pueden encontrar al menos 3 niños con este problema, los cuales muy probablemente no han sido diagnosticados y tienen que soportar los constantes juicios morales de sus compañeros, profesores e, incluso, de sus familiares.


El TDA/ H es un trastorno neurobiológico que se caracteriza por una distorsión en los niveles de atención, los cuales no están acordes con la edad de la persona. Un porcentaje de los que lo padecen pueden presentar hiperactividad, mientras que otros hacen exactamente lo contrario y permanecen quietos. Sin embargo, ambos grupos tienen gran dificultad para concentrarse y terminar con éxito las tareas que emprenden, generándoles frustración y sentimientos de culpa.


Por lo general los síntomas se manifiestan en la edad escolar, ya que es el período en el que se evidencian los problemas para interactuar, además de las consecuencias que produce el deterioro del aparato conductivo de los niños.


Según el estudio realizado por los doctores Joaquín Peña y Cecilia Montiel, en el que se analizaron 1.141 niños del Municipio Maracaibo en el Estado Zulia, la prevalencia del TDA /H es del 7 por ciento lo que equivale a entre 3 y 5 escolares por cada salón de clase.



Atención


con los desatentos


Las características fundamentales de este trastorno neurobiológico son las dificultades para mantener la atención, concentrarse en una tarea que debe ser concluida en un lapso determinado, y el deterioro en las relaciones personales, sea por la impulsividad o la hiperactividad en algunos casos. Con frecuencia, estos signos pueden observarse en la primera infancia, cuando el niño es propenso a tener accidentes, llora mucho, es impulsivo o desarrolla una excesiva actividad motora. Pero es en la escuela, cuando empieza a interactuar con sus pares o a adquirir responsabilidades, el momento en el que se evidencian más los síntomas y sus consecuencias.


Un niño que tenga bajo rendimiento académico, debido a su desorganización, impulsividad y distracción, es comúnmente etiquetado como flojo o irresponsable por su entorno directo. Los padres y maestros, informantes directos sobre el comportamiento del pequeño, generalmente no tienen conocimientos sobre el TDA /H y establecen juicios de valor injustos sobre la persona, condenándola al fracaso escolar y a la confrontación de dificultades para adaptarse, además de una baja autoestima.


“En nuestro estudio, observamos diferencias entre los casos comunicados por los padres y aquellos por los maestros, siendo el hogar el lugar de entorno que registraba una mayor proporción. Sin embargo, notamos con preocupación que ambos grupos tenían un cierto rechazo a que los niños recibieran medicación, debido a la responsabilidad de los horarios -muchas veces tienen que suministrarla durante las clases- e incluso por no querer asumir el problema en la familia”, refiere la doctora Montiel.



Sacarlos del laberinto


EL TDA /H es un problema que afecta no sólo a los niños, pues ahora se sabe que muchos síntomas continúan en la adolescencia e incluso en la edad adulta. Las graves consecuencias que se generan en un individuo con este padecimiento, van desde la desadaptación, problemas emocionales, abandono de los estudios, el deterioro en las relaciones personales y hasta el consumo de drogas.


En los adultos se evidencia una mayor tendencia a sufrir accidentes de tránsito, depresión, limitaciones en el desempeño del trabajo y divorcios.


Los factores culturales, genéticos o ambientales hallados en esta investigación, sugieren algunos aspectos que deben ser tomados en cuenta para entender la realidad de este trastorno. Un ejemplo se da en el hecho de que muchas madres de niños con TDA /H eran fumadoras, lo que establece una relación con las alteraciones que sufre el cerebro del bebé mientras se está formando en el útero materno.


Finalmente, acotó el doctor Peña, que estos individuos tienen un coeficiente intelectual normal y, a veces, bajo. Algunos casos excepcionales sobre registros de personajes históricos que muy probablemente padecieron déficit de atención, como Albert Einsten o Leonardo Da Vinci, representan un porcentaje mínimo y no común. No obstante, esto es una señal de que no todo está perdido cuando se tiene este trastorno y menos si se tiene un diagnóstico precoz y un tratamiento corrector a tiempo.