CARACAS – Reelección indefinida. Guste o no, sigue siendo el “leit motive” de la diatriba política. Lo fue en los últimos meses de 2008 y lo será en los primeros de 2009. Es más, estamos convencidos de que el argumento, con tonos tal vez menos encendidos, será tema de debate aún después del 15 de febrero, fecha pautada por el Consejo Nacional Electoral para el referendo.
El Presidente Chávez, a comienzo del año, sorprendió a tirios y troyanos. Su solicitud a
– No, no, no señor – dijo el Presidente de
¿Qué le hizo cambiar de opinión? O, mejor, deberíamos preguntar: ¿quièn? Voces de pasillo, recogidas en los predios de
“Chávez recibió un memorandum dónde alguien cercano, pero fuera del Gobierno, le abundaba en razones a favor de esa apertura”.
Miembros de
¿Y el “olfato” político del Jefe de Estado? ¿Por qué olvidarlo? Después de todo, el Presidente Chávez, en múltiples oportunidades, ha demostrado ser un verdadero “animal político”. Decimos, poseer esa intuición que pocos líderes tienen y de la que carece definitivamente la mayoría de los que lo rodean.
La propuesta original del Presidente Chávez, como era de esperarse, no fue bien digerida por
Luis Ugalde, Rector de
Casta política, poder vitalicio. De eso se trata, en opinión de voceros de los partidos de
– Es un problema político muy de fondo – insiste -. Toca el interés de la democracia venezolana.
La reelección indefinida o la “postulación continua”, este último un eufemismo empleado por los diputados de
Sin duda alguna, como dijo el Presidente Chávez en un acto del Comando de Campaña Simón Bolívar, “la extensión del derecho de un pueblo a elegir sin restricciones y postular a quién quiera” representa un acto de justicia y de democracia. Y resulta difícil no estar de acuerdo cuando señala que ” si un gobernador está haciendo un buen trabajo, el pueblo tiene derecho a reelegirlo cuantas veces quiera”. Sin embargo, no puede dejarse de pensar que, para que un país pueda vivir en democracia, es necesario poner límites al poder de quien gobierna; límites que no le permita pasar el umbral que separa la democracia de la dictadura. Al fin y al cabo, no importa si existe o no la posibilidad de reelegir indefinidamente al mismo líder; lo que realmente importa es que se puedan explorar nuevos caminos para alcanzar el bienestar de la población dentro de marcos teóricos e ideológicos establecidos por la militancia partidista de los aspirantes. Esto es lo que determina el rumbo político, económico y social de una nación. Y, dicho sea de paso, la continuidad del proceso revolucionario, más allá de las personalidades que pudiesen encarnarlo.
Luis Ugalde, en el artículo ya mencionado, comenta:
“Las Constituciones democráticas se inventaron para poner límites al poder (derechos civiles individuales, división de poderes, descentralización, libre iniciativa, pluralismo, alternancia…)”.