“LA NUEVA FIEBRE DEL ORO”

Esto es, que han existido factores que se han combinado para producirlo, operando en una forma silente al punto de pasar desapercibida su formación.
Las anteriores consideraciones se hacen presentes ante el hecho de que en estos momentos Venezuela está siendo objeto de múltiples demandas por parte de particulares y empresas extrajeras que versan esencialmente sobre la propiedad o la explotación, la concesión o el disfrute de nuestros recursos naturales, específicamente de los relativos al sector de los hidrocarburos y al minero. Justamente en este último campo específico, no hay ni una sola parcela minera que no sea, en la actualidad, objeto de las pretensiones de supuestos titulares o beneficiarios, bien se trate de minas de oro, diamantíferas, carbón, hierro en especial. En el caso de los hidrocarburos igualmente están planteadas múltiples reclamaciones.


Ahora bien, el fenómeno no está en el hecho mencionado, sino en la circunstancia de que si buscamos a los defensores de los intereses venezolanos, seguramente vamos a encontrar a los pocos abogados expertos en materia arbitral que prestan sus servicios a los estados receptores de las inversiones extranjeras. Pero si preguntamos por los abogados demandantes contra Venezuela, la lista crece enormemente y ella está integrada en forma mayoritaria por bufetes nacionales o por abogados que ejercen independientemente, también venezolanos.


Se trata de un fenómeno, porque los juicios contra Venezuela relativos a sus recursos naturales, no son contra el gobierno ni contra la administración, sino contra el país. Es necesario conocer la naturaleza de estos juicios para llenarse de asombro cuando notamos que las pretensiones que se hacen valer se dirigen a obtener o bien la titularidad de nuestros yacimientos o bien indemnizaciones capaces de cubrir el presupuesto nacional. No es cuento. Es real. Algunas son descabelladas y nos hace pensar que en Venezuela ha surgido la “fiebre del oro”. Se esta actuando como si se tratara de un país en subasta, un país donde no existe derecho, ni ley y es posible aplicar el reinado del mas fuerte, del mas hábil.


Una de las cosas que asombran son justamente los mismos demandantes. Exxon se permite solicitar un embargo por 11 mil millones de dólares. Conoco demandada el pago de 30 mil millones de dólares. Las cifras astronómicas y las pretensiones no caben en ninguna mente racional. Hay quienes pretenden se les entreguen las reservas de la faja.


¿Cómo se ha podido desatar este apetito voraz de apoderase de los intereses fundamentales de la República? Lo que nos hace sonrojar es que sean justamente venezolanos los que están en los “poderes” de las grandes empresas trasnacionales o de los grandes aventureros del sector minero. Son capaces de falsificar la firma de un ministro para hacer valer en el exterior el documento falsificado, y se trata de abogados venezolanos. Así mismo son de nuestra nacionalidad los que suscriben affidevits capaces de comprometer el destino de los recursos más importantes del país.


¿Cómo se explica esta conducta?


En el estudio de la deontología jurídica no se niega a ningún abogado el derecho de defender cualquier causa, porque justamente el abogado está para eso, para defender al que carezca de los medios para hacer valer sus derechos, en forma indirecta y personal; pero es de la naturaleza de la dignidad humana de abstenerse de esa libertad de elección cuando se toca las relaciones íntimas con los sujetos demandados: padres, abuelos, esposos. ¿Qué mayor intimidad que la que existe entre el ciudadano y su país? Por eso no podemos explicarnos el fenómeno de que, por un cheque de pagos de honorarios, se venda el respeto y la devoción que todo sujeto debe tener por su patria.


Repito, el problema no es un problema jurídico, es un problema moral, pero ¿Por qué no sucede lo mismo en otras partes? ¿Por qué los argentinos que capitanean el número de arbitrajes en su contra, no son demandados por abogados argentinos? ¿Por qué no pasa igual con los ecuatorianos o los brasileños? ¿Qué le ha pasado al venezolano, al venezolano profesional? ¿Cómo es posible que la fiebre de ganancia y la vanidad de estar en la nómina de los grandes bufetes transnacionales te hagan olvidar los deberes esenciales que se tienen para con el país?


Si ese sistema absurdo del arbitraje en el cual tres árbitros extranjeros, hablando un idioma que nos es ajeno, deciden sentenciar a favor de esos aventureros que ven al país como una aventura áurea ¿Cómo se sentirán quienes actuaron para permitir esa victoria?


Por: Hildegard Rondón de Sansó