“Dos noticias trágicas”

Dos malas noticias para el mundo, son las que apa- recen hoy sábado 19 de marzo: La catástrofe nuclear de Fukushima, y la respuesta militar del Occidente contra Kadhafi. La primera significa que las prevenciones contra las Centrales Nucleares, están demostradas. La se- gunda, indica que, bajo el disfraz de una actuación dirigida a tomar “todas las medidas necesarias para pro- teger a los civiles”, se va a realizar, con el apoyo de las Naciones Unidas, una nueva invasión a un país petrolero con el mismo corte que la invasión de Irak. Ambas son noticias trágicas para la humanidad. El estallido de las dos bom- bas atómicas: Nagasaki e Hiroshima, hace 45 años, ha debido mantener al mons- truo nuclear en su cueva, porque los daños que a través de la fusión nuclear se crearon, constituían un ries- go demasiado fuerte para su empleo en la prestación de los servicios públicos.

Hoy, después de lo que ha pasado en Japón, los expertos más avanzados señalan que, no hay ninguna Central Atómica que sea totalmente libre de riesgos. Es cierto que, en Japón se combinaron más de un elemento de peligro para las Centrales: el terre- moto y el tsunami, situa- ción ésta que no es la que normalmente constituye los riesgos que se intentan controlar, pero el hecho es que, hay otros riesgos tales como: el terrorismo, capaz de atacar intencional o co- lateralmente un centro de energía; el error humano, que está siempre presente como lo estuvo en el caso de Chernobyl, y, finalmente el envejecimiento de las Centrales. Es cierto que, las tecnologías avanzan cada vez más, sobre todo en el sector de la seguridad, y es así como el uso de la robótica intenta sustituir al hombre, en el manejo de las operaciones más peligrosas que la actividad implica; pero los robots, aún los de la más reciente generación, no pueden prescindir de la guía del hombre, determinante de su acción desde una cierta distancia.

La tragedia de Japón, se- gundo o tercer país en la economía mundial , que pudo resurgir de una guerra y de los terribles ataques nucleares, y disciplinar a su población para los grandes riesgos, pero que ha caído impotente ante el cúmulo de males de la naturaleza que lo han azotado, nos recuerda las limitaciones de las civilizaciones frente a los infortunios que están por encima de su poder de control. El saber que, Fukus- hima no podrá recuperarse en breve tiempo, sino que se convertirá con el paso de los días, en un factor de contaminación local y a larga distancia, es algo muy grave. Tan mala como la anterior, es la decisión de las Nacio- nes Unidas, de apoyar el Plan de Invasión a Libia, basadas en una supuesta razón hu- manitaria, pero en realidad dirigida a apoyar una de las fuerzas que combaten en el interior de dicho país. Est significa que, ha sido dada una muestra de intervención masiva de países podero sos, bien armados, ávidos de petróleo. Es demasiado fácil utilizar nuevamente el esquema de Irak, y de Afganistán constituido por: satanizar al Gobierno, al punto tal de que no fuese lógico abogar a su favor.

Un vez aislado con todos sus “cuernos, garras, y lenguas d fuego”, el personaje símbol del país, ya la labor estaba medio camino, porque no era otra que crear las fuerza internas capaces de oponér sele y, bajo la consigna de una ayuda humanitaria a lo disidentes, que en el caso d Libia fueron convertidos en los nuevos representantes del país, volcar en él la fuerz de las grandes industrias fa bricantes de armas. Cuando se habla de los primeros 110 cohetes el primer día y a la primeras horas, pensemos cuántos serán antes de qu se cierre el ciclo de un nuevo Estado invadido, dominado gobernado por títeres.