Una vida normal, a pesar del Lupus

CARACAS- Erróneamente relacionada con el cáncer, el Lupus Eritematoso Sistémico es una enfermedad crónica que afecta al sistema inmunológico del cuerpo y si bien no tiene cura, puede controlarse para que los pacientes logren una calidad de vida muy cercana a la normal, explica Marco Rivera, médico reumatólogo, creador de Fundartitritis y director del Centro Metropolitano de Reumatología.
“Esta enfermedad se origina en una falla del sistema inmunológico (lo que se conoce como las defensas del cuerpo)”, explica Rivera. “Una acción equivocada hace que éste sistema deje de reconocer áreas específicas del organismo y las lesione, generando los síntomas”.  Si bien el lupus tiene preferencias por determinados órganos, no tiene exclusividad, por lo que los síntomas pueden ir desde las articulaciones hasta el sistema nervioso, incluyendo cerebro y medula espinal, sin dejar por fuera el resto de las estructuras, como pulmón y corazón, entre otras.
Las articulaciones son el tejido más comúnmente afectado por el lupus, con un patrón semejante al de la artritis reumatoide, sin embargo se distingue de ésta en que en la gran mayoría de los casos no tiene el poder erosivo que caracteriza a la artritis. Además, una característica del lupus eritematoso sistémico es que afecta muchas partes del cuerpo.
El daño que genera más preocupación, por su frecuencia, es la afectación renal, lo que hace primordial iniciar lo más prontamente posible el tratamiento que corresponde para no darle espacio al daño y detenerlo antes de su avance.
Según datos publicados por la Gaceta Médica de Caracas, esta enfermedad afecta el 0,1 % de la población y es 9 veces más frecuente en mujeres que en hombres.
Apunta el galeno que en Venezuela, el lupus posee la segunda mayor tasa de incidencia entre las enfermedades reumáticas, después de la artritis. Suele aparecer, sobre todo, hacia el final de la segunda década de vida del paciente y principios de la tercera; sólo en un 10 a 15% de los casos, tiene su comienzo después de los 50 años, y en un 20%, antes de la pubertad.
“Esta enfermedad parece preferir a las mujeres y la explicación se centra en que, el sistema inmunológico femenino es tan complejo que es capaz de dar vida; es decir, el organismo detecta un cuerpo extraño creciendo dentro de ella, cuyas células NO deben atacar, sino, por el contrario, protegerlo”, cometa el Dr. Marco Rivera. “Esto explica por qué la época reproductiva es la más propensa a su aparición”.

Síntomas
Dolor, inflamación y daños en articulaciones, músculos, piel y otros órganos, acompañados por fiebre, cansancio, pérdida de apetito y de peso, disminución del número de glóbulos blancos, rojos y plaquetas e incluso trastornos neurológicos como estados de confusión, cefaleas o convulsiones, están entre los principales síntomas del Lupus.
“El médico reumatólogo es el especialista capacitado para diagnosticar esta compleja enfermedad, ya que los síntomas son distintos en cada paciente”, subraya Rivera.
Su causa exacta es desconocida, y no hay consenso en si es producto de una sola circunstancia o un grupo de factores relacionados, que pueden influir en el sistema inmunitario de allí que muchos afirman que más que una enfermedad, podríamos hablar de un síndrome.
Las hipótesis que se manejan van desde la genética, hasta la ambiental; la exposición a la luz solar y las hormonas, en concreto los estrógenos femeninos (píldoras anticonceptivas) se incluyen entre los factores que pueden acelerar su aparición. Ciertos medicamentos antidepresivos, antibióticos, estrés extremo e infecciones, se manejan también entre los factores desencadenantes.
Se dice incluso que, como suele suceder con algunas enfermedades de origen autoinmune, un evento altamente estresante puede desencadenar su aparición en personas biológicamente predispuestas.
Las personas con parientes que sufren de lupus eritematoso o artritis reumatoide, tienen un riesgo ligeramente más elevado de padecerlo que la población general. “Alguien cuyos padres o hermanos padezcan esta enfermedad, tiene un 10% más de posibilidad de desarrollarla;  sin embargo sólo un 5% de los niños nacidos de padres con lupus, desarrollará la enfermedad”.
Si bien algunos investigadores se han esforzado en encontrar una conexión entre ciertos agentes infecciosos -virus y bacterias-, no se ha podido vincular consistentemente ningún patógeno a la enfermedad.
Existe también un tipo de lupus inducido por medicamentos, el cual imita al lupus sistémico, pero se trata de un estado reversible que normalmente se produce en pacientes que han sido tratados de una enfermedad a largo plazo, (3 meses o más). Por lo general, una vez que el paciente ha dejado la medicación que lo desencadena – hay cerca de 40 medicamentos actualmente en uso que podría causar este estado – no se repiten síntomas de lupus.
Otros tipos de lupus son: Lupus eritematoso discoide, que causa un sarpullido en la piel y es difícil de curar; Lupus eritematoso cutáneo subagudo, que causa llagas en partes del cuerpo expuestas al sol y cuya evolución es mas sencilla con el diagnostico y  tratamiento adecuado y a tiempo. Esta variedad, en aproximadamente 10 a 20 % de los casos, puede llegar a transformarse en Lupus Sistémico,  el resto permanecen con síntomas cutáneos únicamente. Existe también el Lupus neonatal, un tipo raro de lupus que afecta a bebés recién nacidos.

Pronóstico optimista
“Hay que recalcar que, si bien no existe una cura definitiva por los momentos, este es un padecimiento que puede sobrellevarse con un control de por vida”, apunta Rivera. Es fundamental que el paciente asuma un papel activo en su tratamiento y se mantenga informado acerca de su enfermedad y su impacto, de modo que forme un “equipo” con su médico reumatólogo. Así, en el momento de reconocer las señales de alerta, antes de que ocurra un brote, el médico podrá ayudar a prevenirlo o hacer que los síntomas sean menos fuertes.
El tratamiento del lupus está orientado a los síntomas y dependiendo de la valoración individual de cada situación realizada por el especialista, puede incluir esteroides, acompañados de fármacos específicos para la enfermedad, que van desde los antipalúdicos como la Hidroxicloroquina, los citostáticos como la Ciclofosfamida, Micofenolato Mofetil, o  Azatioprina, inmunodepresores, hasta las modernas terapias biológicas – nuevas alternativas terapéuticas, que han mostrado resultados muy alentadores.
“El pronóstico de Lupus es optimista en los tiempos actuales, siempre y cuando se esté en las manos correctas”, afirma el Dr. Rivera. Esto involucra al grupo familiar, el apoyo que se le preste al paciente y la disciplina del paciente en el cumplimiento del tratamiento; puntos que, muchas veces, hacen la diferencia.