Venezuela en Expo Milano 2015, más allá de una simple exposición

arepa

MILAN -184 días, 145 países participantes, 23 mil trabajadores y 21 millones de visitantes (más personas que toda la población de Chile). Expo Milano 2015 parece haber superado las expectativas, ofreciendo a sus visitantes la oportunidad de recorrer el mundo en un mismo espacio. Una exposición de gran envergadura organizada por la Oficina Internacional de Exposiciones (BIE) cada cinco años y cuya tradición se remonta al siglo XIX, cuyo objetivo era hacer que la gente apreciara lo que países grandes y pequeños hacen para alimentar el planeta y producir energía para la vida, como lo rezaba su eslogan. En este contexto de seis meses de exposición Venezuela, aunque fue uno de los últimos países en confirmar, también estuvo presente.

« ¿Qué es ese plato parecido a una torta redonda y rellena?, ¿los plátanos se ven deliciosos, aquí los venden?, ¿las empanadas de Venezuela son como las de Argentina?». Todas estas, y muchas más fueron las preguntas que hacían los visitantes en múltiples idiomas cada vez que se paseaban por el espacio venezolano.

Giuseppe Sala, Commissario Unico, es decir, el administrador y organizador delegado por el gobierno italiano para llevar a cabo Expo Milano 2015, extendió la invitación a Venezuela, así como al resto de los países pertenecientes a las Naciones Unidas para estar presente en este evento de carácter mundial. Y modestamente Venezuela fue partícipe de este evento. Ubicada en los llamados cluster, una serie de pabellones de menor extensión compartidos entre los países con menos recursos y agrupados de acuerdo a una temática alimentaria: arroz, cacao y chocolate, café, frutas y hortalizas, especias, biomediterráneo, islas mar y alimentos, tierras áridas, y cereales y tubérculos.

Venezuela pertenecía al último grupo y tenía como compañeros a países como Bolivia, Congo, Haití, Mozambique, Togo y Zimbabue. Según la página oficial de Expo Milano 2015, www.expo2015.org, «Cinco granos – arroz, trigo, maíz, mijo y sorgo – proporcionan el 60% del aporte energético alimenticio mundial. Para aproximadamente 700 millones de personas pobres en África, Asia y América Latina las raíces y tubérculos son los alimentos básicos y la principal fuente de calorías. Es gracias a estos datos que también se puede comprender el protagonismo que tienen los granos y tubérculos en la seguridad alimentaria actual y, al mismo tiempo, la necesidad de proteger su conservación y la promoción de su uso sostenible».

Esta es una de las razones por las que Venezuela fue ubicada en esta temática. Aunque más que por producir cereales y tubérculos, es el consumo lo que marcó su clasificación en este grupo, pues cereales como el maíz y tubérculos como la yuca, son parte fundamental de la dieta del venezolano.

«Ma che bello!» (¡qué bello!) es una de las expresiones más utilizadas en italiano. En este idioma la palabra “bello” se utiliza con mucha más frecuencia que en el español y es sinónimo de “bueno”, “interesante”, “lindo”, “alegre”, entre muchos otros; siempre con un significado positivo. Esta frase la utilizaron muchos de los visitantes, en su mayoría italianos quienes eran los más curiosos, también para referirse a lo que veían y escuchaban en este cluster de cereales y tubérculos.

El baile y los ritmos tropicales es una de las cosas que más atrae de países como Venezuela y en este sentido, muchos fueron los sorprendidos cuando al entrar en “Venezuela” se encontraron con un gran cubo negro que proyectaba un holograma con cuatro bailes típicos venezolanos y unos marcos tridimensionales para las fotos de recuerdo: tambores, joropo, los Diablos Danzantes del Corpus Cristi y salsa; y los marcos para las fotos “de recuerdo”: el teleférico de Caracas y fauna marina. Todo en tamaño familiar, por lo que transmitía una sensación de verosimilitud, sobre todo para los más entrados en años, a quienes se les explicaba que eso que veían no eran personas verdaderas sino un tipo de video 3D.

El resto era un gran salón rectangular y colorido, con una mesa de información adornada con unos cilindros de madera que llamaban la atención de la gente y unos asientos para descansar. Las paredes laterales del cluster tenían una fila de pantallas que por un lado mostraban diferentes paisajes venezolanos con sus nombres y por el otro algunos platos típicos del país con su valor nutricional y descritos en tres idiomas (español, italiano e inglés), también la explicación de la producción del ron venezolano como producto D.O.C. (Denominación de Origen Controlado).

Otra pared estaba dedicada al “Trompo de los alimentos”, o el equivalente a la ya conocida pirámide alimenticia, y las diferentes comidas de las regiones venezolanas. La gente siempre preguntaba dónde podían comer arepas, pero el cluster venezolano era de los pocos que no tenía un restaurante. Sin embargo, se daba a conocer un poco de la cocina criolla a través de las degustaciones gratis que se hacían en la tarde, cada dos horas.

Todas las características anteriores hicieron que el espacio venezolano ganara el premio del segundo lugar entre los cluster con mejor montaje, conferido por las autoridades de Expo y de la Bureau International des Expositions (Oficina Internacional de Exposiciones). Los grupos participantes fueron clasificados de la siguiente manera: superior a los 2 mil mts2, inferior o los 2 mil mt2 y los cluster; y las categorías eran: arquitectura y paisaje, montaje y desarrollo del tema.

El número de visitantes en promedio iba aumentando a medida que transcurría el tiempo y de los 21 millones que visitaron la “Expo”, como se le llamaba popularmente en las calles de Milán, 1 millón pasó por el cluster venezolano.

A Gladys Urbaneja, exembajadora venezolana ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) le correspondió direccionar la participación de Venezuela en Expo Milano 2015, seguida del comisario Ramón Gordils, el subcomisario y cónsul Giancarlo Di Martino y Massimo Bracani como director del cluster. 80 fue el número de trabajadores con el que contó Venezuela en la Expo.

Di Martino, console venezuelano a Milano

La otra cara de la moneda

«En Venezuela había petróleo, se vivía bien, pero ahora con la crisis que tienen no tanto, ¿verdad?».
«Yo viví muchos años en Venezuela y tengo muchos recuerdos de ese país, Canaima es inolvidable, qué triste todas las cosas que se están viendo ahora».

« ¿Es solo esto?, ¡pero si en este cluster no hay nada!», « ¿qué tiene qué ver este pabellón y esos bailes con nutrir el planeta y el desarrollo sustentable?».

Esas y muchas otras fueron las opiniones y quejas de algunos visitantes que con ojos de sorpresa y ánimos de conversación se acercaron a hablar con los miembros del protocolo. Sonreían al recordar su experiencia con Venezuela y al mismo tiempo sentían nostalgia al ver reflejado esos recuerdos en ese espacio expositivo.

La otra cara de la moneda de Venezuela en Expo Milano 2015, mostró algunas costuras que bien habrían podido mejorarse para ofrecerle un recorrido más provechoso al público. La atracción principal, el holograma, no contaba con alguna descripción que le explicase a la gente qué era lo que estaban viendo. Este cluster también contaba con los espacios más grandes en comparación con los otros de su misma categoría, espacios que sin duda, ha podido aprovecharse de mejor desde el punto de vista comunicativo y educativo.

Las personas salían de “Venezuela” sabiendo que estaba llena de paisajes exóticos y atractivos, así como de comida apetitosa y bailes curiosos, pero se iban sin saber que en Venezuela está la caída de agua más alta del mundo en medio de las montañas más antiguas del planeta, que la arepa ganó un premio como el mejor desayuno del mundo o que los Diablos Danzantes del Corpus Cristi son patrimonio inmaterial de la UNESCO. Explicar lo que faltaba era el trabajo del personal de protocolo, algunas veces, porque la visita de 12 mil personas al día dificultaba un poco la labor que desde un principio habría podido desarrollarse por sí sola. «La dinámica de Venezuela hizo que algunas decisiones se tomaran tarde», comentó con respecto a esto el cónsul venezolano Di Martino en una entrevista posterior:

– ¿Por qué Venezuela se presenta en Expo Milano 2015 con un cluster y no con un pabellón completo? ¿Dificultades económicas?

– No era una cuestión de presupuesto. Más allá del tema económico, en las reuniones y conversaciones con la organización de Expo, las ideas allí expuestas no compaginaban con nuestra filosofía. Dentro de Expo se produjo mucho desorden, cambios, confusión y corrupción, eso está por escrito en muchos medios italianos y nosotros no queríamos entrar por ese camino distorsionado. Hoy Expo es el gran centro comercial de Europa y nosotros como país no estamos para vender comida, para vender ron, sino para mostrar una obra de la magnitud de lo que la revolución ha hecho, sus logros que reflejan el cambio estructural de una filosofía socioeconómica. Si en la Expo el discurso hubiera sido más transparente, nosotros habríamos tenido un pabellón.

– ¿Logros de Venezuela en qué materia, ¿alimentaria?

– Alimentaria y más allá. Como el cambio de constitución, por ejemplo. En Expo lo que se buscaba era vender y no se daba la estocada que se quería, que era mostrar el amor y el cuidado hacia el planeta y lo más importante, el cómo lograr conciencia para cambiar esa posición devoradora de llevarnos cualquier cosa por delante con tal de buscar minerales, energía, petróleo…

– ¿Por qué si no estaba proyectada ninguna actividad comercial, se le dedicó un buen espacio expositivo al ron venezolano como producto D.O.C? ¿En qué contribuía esto al desarrollo de Venezuela en la Expo?

– No se trata de marcas, nosotros no mencionamos marcas allí, sino de todo el proceso que hay detrás de su producción. Experiencias anteriores nos han demostrado que esta es comparable a la de la producción del aceite de oliva, por ejemplo, en la que uno ve su historia y recorrido. Con el ron sucede lo mismo, lo que quisimos fue elevar el mecanismo mediante el cual se produce un producto que ocupa en muchos países de Europa el primer lugar, pero en ningún momento desde la perspectiva de que somos un país “bebedor” o “roncero”. Por otra parte, algunos pabellones solo vendían comida y muy cara, en cambio Venezuela hacía degustaciones gratis de comida típica. El que entendió que esto era un negocio se fue por otro camino.

Il console Di Martino con Angelica Velazco

«Alimentar el planeta, energía para la vida. El propósito es hacer que el visitante viva una experiencia única como protagonista, creando conciencia y participación en relación con el derecho a una alimentación sana, segura y suficiente; la sostenibilidad ambiental, social y económica de la cadena alimentaria, para salvaguardar la cultura de la comida», fue el objetivo planteado por Expo Milano 2015.

Y tal objetivo fue alcanzado pero no en su totalidad, pues la presencia de establecimientos de comida rápida, el uso de un aparataje tecnológico que requería el uso energético a gran escala y algunos pabellones con temas que no se acercaban a la propuesta inicial, entre otras contradicciones, hizo que Expo Milano 2015 perdiera un poco el norte. Por otra parte, sin duda alguna fue una experiencia inolvidable tanto para los visitantes como para sus trabajadores. En un principio se esperaban 20 millones de personas y la cifra fue superada. Y con respecto a esto el cónsul venezolano, Giancarlo Di Martino, coincide:

«También debo decir que la Expo no es ni 10% de lo que se pensaba, queda claro que fue un gran evento y dejó muy en alto a Italia. Milano es una antes y otra después de Expo Milano 2015».
Con respecto a Venezuela, su cluster comenzó a recibir dos mil visitantes al día durante los primeros meses y terminó recibiendo 12 mil, aproximadamente. A pesar de sus debilidades, su participación en un evento de magnitud mundial le hizo ver a muchos su potencial en cuanto a recursos naturales, minerales y humanos. Algunos incluso agradecieron la experiencia con un «È molto bello, grazie!».

(Angélica M. Velazco J./Voce)

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