Del filosofar y su función sociocultural

Mario Sambarino (1918-1984) Filósofo
Mario Sambarino (1918-1984) Filósofo
Mario Sambarino (1918-1984) Filósofo

Por Fernanda Guevara-Riera
Filósofa

El Profesor Mario Sambarino, filósofo uruguayo (1918-1984), se pregunta por la función sociocultural de la Filosofía en América Latina en la ponencia que presentara en el Primer Coloquio Nacional de Filosofía realizado en México en el año 1975. Haremos un recorrido deliberado del contenido de dicha ponencia gracias al cual obtendremos mayores luces sobre la función sociocultural que nosotros consideramos que debe tener la filosofía en la sociedades latinoamericanas actuales con el fin de enriquecer nuestra propuesta, a saber, construir un pensamiento crítico para América Latina que promueva la mirada solícita del otro en lo social. Recordamos que cada entrega se nutre y supone la anterior.

“Un filosofar verdadero se origina en relación con una situación problemática, cuando de ésta surge una forma de preguntar cuya respuesta ha de tener carácter fundacional”. (SAMBARINO, 1975: 25) Precisa Sambarino que si bien del filosofar obtenemos pautas de acción la filosofía no se subordina a éstas porque su carácter fundacional consiste precisamente en tomar distancia de las situaciones inmediatas para ver, juzgar y, añadimos nosotros, proponer respuestas a las situaciones problemáticas que la han originado.

Así, para el autor uruguayo, un filosofar efectivo es aquél que toma formas posibles de acción sin reducirse a las mismas: he allí su radicalidad. Y, a su vez, si bien las respuestas para la acción son provisorias, éstas al ser filosóficas han de tener carácter fundacional, es decir, ser el producto de un pensar crítico que se ha volcado sobre sí mismo tratando de poner en relieve los fundamentos que sostienen a determinadas situaciones que se han vuelto disfuncionales a nivel social. Lo anterior con la pretensión de que dicha comprensión oriente la discusión sobre los problemas que aquejan la praxis o por lo menos ilumine a los diversos actores sociales con la misma intención.

“Por esa misma radicalidad la filosofía, si bien sumida en el movimiento histórico, debe alejarse de lo inmediato, aunque sea para volver con más fuerza y razones para actuar en él”. (SAMBARINO, 1975: 26). Así, alejarse o tomar distancia de lo inmediato no significa negarlo, más bien, en el proceso de ir y venir de la inmediatez la filosofía construye la posibilidad de re-crear lo social en tanto que el filósofo es capaz de hacerse preguntas que de haber estado supeditado a la inmediatez no se formularía y, de igual manera, es capaz, gracias a esta distancia metodológica, de imaginar escenarios posibles como respuestas a los problemas inmediatos. De forma tal que el pensamiento filosófico va con mayor fuerza y capacidad de acción a la situación problemática porque se ha abstraído de la misma sin que ésta dejase de ser su norte y sin que esto suponga dar soluciones abstractas o carentes de asidero en la realidad.

La filosofía abocada a lo social que proponemos desde esta plataforma digital, sin menoscabar la importancia de otros modos de realizarla, comparte las reflexiones del Profesor Sambarino, se alimenta de las mismas y pretende, a su vez, generar otras formas de construcción filosóficas alternativas. Pensamos que la radicalidad de la filosofía -su modo de cuestionarse, de tomar distancia de lo inmediato- es uno de los mayores aportes que esta área del saber puede dar a América Latina puesto que con su movimiento originario de buscar los fundamentos o supuestos permite iluminar nuestros problemas más urgentes a nivel social y, de igual manera, por su capacidad de dotar de coherencia a una realidad discursiva dispersa e inconexa tiene la posibilidad de distinguir los nudos de aquello que nos impide tener un futuro con garantías de realización para la mayoría de la población.

Así que la filosofía abocada a lo social al aproximarse a los problemas de desigualdad, pobreza, exclusión, entre otros igualmente relevantes, promueve el diálogo interdisciplinario necesario para abordar y solucionar en la praxis dichos problemas en tanto que saca a la luz los supuestos que sostienen dichas realidades injustas permitiendo con mayores posibilidades acuerdos operativos en lo social.

“Todo filosofar verdadero cumple adecuadamente su función sociocultural cuando integrativa e interactuantemente opera en la problemática espiritual de un tiempo epocal” (SAMBARINO, 1975: 33). No se trata de decir cuál es la verdadera filosofía, su originalidad o autenticidad entre todas las formas de cultivarla, sino más bien, sacudiendo el tablero, se trata de considerar en qué medida esta formación especializada del saber requiere ser ubicada y situada al momento de hablar de sí misma.

La filosofía abocada a lo social en América Latina tiene que habérselas con grandísimas injusticias sociales y es por ello que consideramos que el ejercicio de la filosofía con esta particular mirada -que hemos denominado solícita- transita por nuestra “problemática espiritual de un tiempo epocal” más apremiante: gran parte de nuestra población padece formas graves de exclusión social y consideramos que es nuestra labor, obligatoria e inexcusable, el educar para que como sociedad nos hagamos las preguntas radicales que nos permitan ir desdibujando esa realidad de exclusiones sociales generando pautas de acción que no se agoten en la inmediatez pero que igualmente den respuesta a la misma.

Resaltamos con particular énfasis la función sociocultural de la filosofía que se desarrolla en la labor educativa puesto que es prioritariamente allí, en nuestras aulas presenciales y virtuales, en donde podemos ser multiplicadores y generadores de un pensamiento inclusivo, de reconocimiento de la alteridad y que, con el justo diálogo entre las diversas disciplinas, origine acciones que reviertan una realidad de iniquidades sociales.

Para finalizar puntualizamos que consideramos este espacio digital una extensión del aula: la prensa permite a todos aquellos que nos dedicamos a la labor educativa un mayor alcance e incidencia en lo social puesto que ella al asumir su papel educativo en las sociedades democráticas abre espacios para la construcción de nuevas formas de pensar que atiendan las realidades sociales que obstaculizan la edificación de una mirada solícita del otro en lo social.

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