Salvador Itriago Sifontes: hombre de las artes y gran promotor cultural de Venezuela

CARACAS. – La población de Zaraza, en el estado Guárico, siempre ha destacado por ser la cuna de insignes literatos, políticos, músicos, escritores y artistas. Por ello, también se le conoce como la ATENAS del Guárico. Y es allí donde el 11 de mayo de 1917, nació Salvador Itriago Sifontes, uno de los más grandes gestores culturales de Venezuela, cuya obra, conducta y estudio, constituyen hoy un gran baluarte cultural del país.

Este llanero de amplia sonrisa y seguro carácter, creó y fundó numerosos e importantes grupos y organizaciones educativas y culturales, como el Instituto Nacional de Estudios Fronterizos, el Teatro Teresa Carreño y su Asociación de Amigos, el Coro de Ópera y el Ballet del Teresa Carreño, varias orquestas juveniles, la Escuela W. J. Star, la Escuela de Música José Lorenzo Llamozas, el Colegio Integral El Ávila y el Centro de Artes Integradas, proyecto que fue premiado por la UNESCO.

Una de sus principales metas fue elevar el nivel cultural de la juventud, dándole a conocer el campo de la música y a través de este conocimiento, la posibilidad de desarrollar aptitudes que podrían utilizar profesionalmente o como aficionados, asistir a conciertos y a otros actos musicales y así hacer posible el incremento del movimiento musical en el país.

Entre los pensamientos más importantes que dejó este gran visionario destaca: “Esta obra debe ser coherente, una completa síntesis, una máxima expresión, en la que no haya inquietud sin su correspondiente respuesta, un lugar donde el hombre sea explorador incansable e insatisfecho del sentido y la forma. Esta obra es para espíritus fuertes, decididos, convencidos de su necesidad, de su importancia. Para hombres que no desalienten la indiferencia y el escepticismo. La concepción del plan general debe ser tan mutante como el signo del tiempo”.

Vida y legado de un gerente cultural

Los primeros años de vida del cuarto hijo de Salvador Itriago Chacín y Trina Sifontes Arreaza de Itriago, transcurrieron en las haciendas de cría de ganado en su pueblo natal hasta el año 1928, cuando la familia se trasladó a Caracas, donde recibió clases de violín con el profesor José Lorenzo Llamozas, se graduó de bachiller en el Colegio La Salle y se recibió como abogado y doctor en Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela.

Seguidamente viajó a Estados Unidos para estudiar Legislación Mercantil Interamericana en la Universidad de Michigan. En esa oportunidad profundizó su amistad con Armando Travieso Paúl, presidente de la Asociación Venezolana de Conciertos (AVC), institución fundada en 1940 para auspiciar el movimiento musical del país. A su regreso, trabajó en el Ministerio de Obras Públicas y luego en el Ministerio de Relaciones Exteriores, que lo envió como Primer Secretario a la embajada de Venezuela en el Reino de Bélgica y España.

Su actividad formal en la promoción cultural comenzó a finales del año 1954, cuando es nombrado Secretario de la Décima Conferencia Interamericana. Durante un largo tiempo fue asesor jurídico de importantes firmas y compañías, como la línea Aeropostal Venezolana, el bufete de abogados Coles, los escritorios jurídicos Itriago Gimón y Valera & Asociados, los automercados Cada y la Compañía Anónima Teléfonos de Venezuela.

Desde 1947 fue miembro de la Asociación Venezolana de Conciertos, llegando a ocupar el cargo de presidente hasta sus últimos días. Junto a Armando Travieso Paúl, Armando Scannone y William Werner, organizó la temporada de ópera del año 1960, experiencia que se repitió en los años venideros con la incorporación de otros importantes personajes de las artes venezolanas. Gracias a él vinieron al país destacadas figuras mundiales como Zubin Metha, Rudolf Nureyev y Fernando Bujones, incentivando con apasionado afán el desarrollo cultural de Venezuela.

Se desempeñó como Presidente de FundaTeatros entre 1968 y 1973, fecha a partir de la cual asume la Dirección General de la Fundación Teresa Carreño hasta 1984. Gracias a él y a Gustavo Rodríguez Amengual (entonces presidente del Centro Simón Bolívar), es que la idea inicial de una sala de conciertos para la Orquesta Sinfónica Venezuela se convierte en una sala de usos múltiples, cumpliendo así el sueño de la AVC de darle un gran teatro a Caracas: el Teresa Carreño, hoy máxima referencia de la cultura nacional. Salvador Itriago fue designado entonces como el primer gerente general de la Fundación Teresa Carreño.

Rememorando los años iniciales de esta institución, Itriago dijo que: “Se pensó en una Fundación que fuera totalmente apolítica para que el teatro no estuviese sometido a los vaivenes de la política y que su personal estuviese cambiando constantemente para darle pues una continuidad. Esa intención se cumplió durante los primeros años del Teatro, o sea antes que el Teatro comenzara a funcionar. Antes de que éste comenzara a funcionar a nadie le interesó el Teatro Teresa Carreño.”

Allí, se constituyó una línea de acción cultural que revolucionó todo lo conocido hasta entonces, destinando para ello bastantes recursos y tiempo para su selección y contratación.

Como parte de su legado y precursor de la labor social empresarial se planteó la necesidad de crear un complejo educativo/cultural, en el cual se lograse integrar los cuatro pilares de las artes: la música, la danza, el teatro y las artes plásticas. Es así como en el año 1972, nació el Centro de Artes Integradas, proyecto que fue premiado por la UNESCO y que hoy prosigue con la formación de cientos de niños y jóvenes en esas y otras expresiones artísticas como la fotografía, el cine y hasta Dj’s.

Salvador Itriago muere en Caracas el 13 de septiembre de 2004, a los 87 años. Siempre se vislumbrará su gran estatura artística y su amor por Venezuela.