Nicolás ¿Abrazos, besos y aplausos?

 

Hace ya algunos años, a la salida de una audiencia celebrada ante una Corte de Apelaciones del Circuito Penal de Caracas, en la cual su presidenta y ponente leyó el dispositivo de la sentencia correspondiente y que favoreció totalmente a los argumentos presentados por el equipo de colegas que en ese momento yo integraba, se me ocurrió despedirme de ella manifestándole con evidente jolgorio por el resultado: “Gracias, Doctora”; ante lo cual la decisora con el temple que le caracterizaba me respondió: “Doctor, la justicia no se agradece”.

Este es el tipo de experiencias que alecciona y forma tanto cívica como profesionalmente. Sinceramente, el que lea estas líneas debe considerar que el agradecimiento manifestado hacia aquélla juez no iba dirigido a aplaudir su decisión, por más favorable que me resultaba. Pero en todo caso esa respuesta me llevó a reflexionar durante los años posteriores, eso sí sin obsesiones, pero siempre teniéndola presente.

Esa misma vivencia me vino a la memoria cuando escuché el mensaje que el Presidente de la República dio el pasado jueves 01 de junio, encontrándose en una reunión de trabajo en el Palacio de Miraflores y en la cual dedicaba buena parte de su discurso al tema de la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente.

En su discurso celebró la sentencia de la Sala Constitucional por medio de la cual resolvió un recurso de interpretación sobre los artículos 347 y 348 de la Constitución vigente, ya que ratificaba la legitimidad que él, como Primer Mandatario Nacional, ostenta para activar el proceso referido a instalar una Asamblea Nacional Constituyente. Sobre este particular, cabe advertir que quien les escribe comparte la misma tesis del TSJ, y para muestra remito su atención al trabajo publicado en este mismo medio el pasado 08 de mayo, así como al contenido del recurso de nulidad interpuesto el 24 del mismo mes que circula por las redes sociales. También vale la pena resaltar sobre este punto, que el mismo 01/06/2017 la ciudadana Fiscal General de la República solicitó una aclaratoria a la sentencia de la Sala Constitucional antes indicada, y la misma no ha sido resuelta hasta la presente fecha.

Esta aclaratoria hecha por la Dra. Luisa Ortega Díaz puede quedar resuelta con la anunciada ampliación de las Bases Comiciales presentada por el Presidente de la República en su programa dominical del 04 de junio, ya que decidió incorporar la realización de un Referendo Aprobatorio una vez culminado el trabajo de la ANC, es decir, una vez que se conozca el proyecto de Constitución (que no es una nueva Constitución) será sometido al escrutinio del electorado. Esto último es una de las interrogantes que se formula la Fiscal General y – con el nuevo acto del Presidente- queda satisfecha parte de su aclaratoria.

Luego de referirse a la indicada sentencia de la Sala Constitucional, el Presidente continuó con su discurso y dedicó palabras de felicitación a los abogados e instituciones que habían recurrido judicialmente al Decreto por él promulgado el pasado 01 de mayo, ya que ello era una muestra de apego a la democracia y, con aparente emoción alcanzó a expresar su deseo por dar “…abrazos y besos…” a esas personas en caso de tenerlos cerca, luego de lo cual pidió a sus colaboradores presentes extender un “…fuerte aplauso…”.

Por obvias razones me sentí directamente aludido con el mensaje Presidencial e identificado con la idea que le dio pie a manifestar su efusividad hacia las acciones judiciales emprendidas. También, me valió numerosas jergas de terceros en torno a recibir o rechazar los gestos efusivos del Presidente.

Vale la pena mencionar, que hasta el día viernes 02/06/2017 en el portal electrónico del Tribunal Supremo de Justicia, de acuerdo a las Cuentas llevadas por las diferentes Salas, contabilicé seis (6) acciones judiciales que giran en torno al Decreto N° 2.830, entre ellas sumé el recurso de interpretación ya resuelto y la acción iniciada bajo mi auspicio.

Vino entonces a mi mente el recuerdo aquél de que “…la justicia no se agradece…”, pero puesto en mis pensamientos y discursos silentes y dirigidos hacia el Presidente Maduro; y me pregunté “¿será necesario reconocer con abrazos, besos y aplausos el ejercicio legítimo de los derechos de un ciudadano?”. Créanme que entiendo el mensaje del Presidente, quien desde su punto de vista siempre ha considerado que la mayoría de las manifestaciones de calle emprendidas por sus opositores, se traducen en vías de hecho centradas en actos de violencia, bajo el amparo de la supuesta desobediencia civil contenida en el artículo 350 de la Constitución.

En comparación con los actos que a su decir merecían “abrazos, besos y aplausos”, el Presidente de la República pondera las vivencias de los últimos sesenta días frente a las demandas interpuestas y concluye que éstas últimas (las demandas) representan manifestaciones cívicas y democráticas.

Sin duda Presidente. En mi caso en particular y tal como le he dicho a mis parientes, amigos, colegas y medios de comunicación que han tenido a bien conocer mi posición, mi demanda de nulidad es una apuesta positiva a la Institucionalidad. Y no puedo manifestar mi posición ciudadana y profesional de otra manera, sino activando los mecanismos que durante los últimos 21 años he conocido y estudiado.

Ahora, en esa misma conversación que sostuve conmigo sobre el eufórico saludo que el Presidente Maduro me estaba indirectamente dispensando, me dije –luego de concluir la revisión de la web del TSJ- que era alarmante saber que pasado un mes sólo se conociera de la existencia de seis acciones judiciales contra el mencionado Decreto. La lectura que le doy a esa realidad es plural y les expongo mis por qué.

Primero, es evidente la apatía en la voluntariedad para accionar que existe en un numerosísimo gremio profesional como el de los Abogados, que hoy agrupa a más de 200.000 afiliados, aunque debo reconocer que una de las primeras acciones ejercidas es la patrocinada por varios representantes de Colegios de Abogados de diversas entidades del País, y también hay que decir que sus directivos cuentan con la más mínima participación de sus propios congregados (apatía y más apatía).

Segundo, que además esa dejadez tiene una gran causa generadora y no es otra que el mismo Tribunal Supremo de Justicia y su record jurisprudencial donde la República pocas veces resulta perdidosa y menos cuando se trata de actos emanados del despacho de un alto jerarca como lo es el Presidente.

Tercero, y con menos fuerza que los argumentos anteriores, pienso en que gran parte de los descontentos e inconformes con el Decreto N° 2.830 –que no somos pocos, ni todos nos identificamos con fuerzas políticas- no apuestan a una solución institucional; ni siquiera personajes de relevancia pública como la ex Defensora del Pueblo, Gabriela del Mar Ramírez, ha pisado el Tribunal Supremo de Justicia para ejercer alguna acción de nulidad.

Cuarto, no descarto que de ese sector de la ciudadanía contraria a la idea de celebrar una ANC, varios tengan en mente soluciones diferentes a las institucionales, ante lo cual me remito a los hechos y a mi postura ya expresada.

Quinto, por no dejar de mencionarlo, aquella lectura que le da el Presidente de que la inmensa mayoría del pueblo apoya irrestrictamente su iniciativa, ante lo cual debemos esperar que el conteo de los “SI” y los “NO” con ocasión del eventual Referendo Aprobatorio, y será quien le quite o le dé la razón.

En fin, el bajo número de acciones judiciales tiene varias explicaciones y debe llevarnos a todos los venezolanos (incluso a ti, Nicolás) a serias reflexiones.

Apropiándose de una reflexión ajena que me hicieron escuchar en días recientes, le digo Presidente que así como la Justicia no se agradece, ya que es una obligación constitucional y legal del Poder Judicial administrarla y aplicarla con la debida sabiduría, el ejercicio legítimo de los derechos ante las autoridades competentes tampoco se felicita. Eso sí, se espera un respuesta con el mismo grado de Justicia.

En lo personal agradezco su reconocimiento y comprendo perfectamente su mensaje. Esperemos entonces que la Justicia ejerza sus atribuciones tal como lo ordena la Constitución aún vigente: con celeridad, imparcialidad e independencia.

Maurizio Cirrottola Russo

Abogado.

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