Luisa vs. Luisa

La abogada Luisa Ortega Díaz, guariqueña de nacimiento en los días del ocaso del gobierno de Marcos Evangelista Pérez Jiménez y a la luz de los albores período gubernamental encabezado por los representantes del Pacto de Punto Fijo. Colega con amplia trayectoria y carrera en el Ministerio Público, por lo que se puede decir que es ejemplo patente del deber ser meritocrático dentro de las instituciones y organizaciones, públicas y privadas, en ser dirigidas por personas con amplia experiencia y recorrido en la especialidad que caracteriza la gestión a emprender. Hasta aquí todo parece bien.

Claro está que ningún ministro, presidente de instituto, magistrado, fiscal general o cualquier otro cargo de elevadísima importancia para un País, llegará a ocupar la cúspide de la organización burocrática correspondiente con sólo sus credenciales curriculares, y sin el beneplácito o la bendición de un acuerdo político. Al final siempre son cargos estratégicos y aquí, en la Gran Bretaña, en la China, en los EE.UU., o en cualquier otra nación, bajo el sistema gubernamental que sea, y bajo la bandera ideológica que se quiera enarbolar, siempre la ascensión al poder de ese alto funcionario vendrá de la mano de un necesario acuerdo.

En el caso de la actual Fiscal General tuve la oportunidad de conocerle cuando era Fiscal del Área Metropolitana, luego como Fiscal Nacional y más adelante Directora de Actuación Procesal; así como anecdóticamente puedo comentar que me la topé un día más tarde de su primera designación como Fiscal General de la República, en diciembre del año 2007, y pude transmitirle mis augurios y buenos deseos ante la nueva misión que le era encomendada. Después de ese momento, por razones propias de su investidura, Luisa se volvió inalcanzable en cuanto al contacto personal.

Luego de ese 13 de diciembre de 2007, Luisa Marvelia Ortega Díaz pasó a ser una imagen pública, con rol protagónico y trascendental en los últimos diez años de la vida pública nacional. Seguramente fue designada por contar con las credenciales exigidas por Ley, más la recomendación de su antecesor y mentor, así como por el voto de la mayoría de los diputados que ocupaban la Asamblea Nacional electos en el año 2005, en un proceso electoral marcado por el intento de deslegitimación promovido por el llamado al abstencionismo de los dirigentes que se oponían al gobierno del Presidente Chávez, y quien de seguro también le dio su indispensable “Sit nomen Domini benedictum”.

Entonces Luisa pasó a ser la cabeza de una institución que tiene en sus manos el monopolio de la acción penal, además de otras importantísimas tareas que en la mente del ciudadano común pasan desapercibidas. Pero de todas sus atribuciones, la que más ha marcado la gestión de todos los que han ocupado el despacho de Parque Carabobo, desde que se reformó el sistema penal venezolano (desde Iván Darío Badell para acá), es sin duda aquella de ser la “dueña del circo” en cuanto a las investigaciones y enjuiciamientos penales de acuerdo al sistema impuesto por el Código Orgánico Procesal Penal desde el año 1998.

Esto último fue muy diferente durante la vigencia del Código de Enjuiciamiento Criminal, ya que el Ministerio Público de entonces no pasaba de ser un “mirón de palo” durante todo el procedimiento penal, salvo aquellas acciones que le estaban exclusivamente reservadas: como la de formular los cargos en los procesos ordinarios y la solicitar el antejuicio de mérito de los altos funcionarios del gobierno (verbigracia Ramón Escovar Salom vs. Carlos Andrés Pérez). En aquellos tiempos, el “sartén del mango” lo poseían los denominados jueces con competencia de instrucción penal, además del extinto Cuerpo de Policía Técnica Policial (CPTJ) quienes gozaban de una patente de corso durante 16 días para “investigar” los delitos a sus anchas.

Pero regresando a Luisa es indudable su gestión no pasará a la historia por debajo de la mesa, ya que quienes compartimos quehaceres con el Ministerio Público podemos apreciar un crecimiento y cambios sustanciales en dicha Institución y que han marcado diferencia positiva con respecto a otras gestiones, tal como es el caso de la creación e impulso de la Escuela de Fiscales y de la Creación de las Unidades de Criminalística que actúan de manera independiente al CICPC (harto necesario).

Ahora bien, no deja de ser llamativo (por darle un calificativo) el giro que ha dado su conducta frente al acontecer nacional desde el pasado 31 de marzo de 2017, cuando se manifestó públicamente en contra de las sentencias 155 y 156 de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, por tildarlas de ser hechos constitutivos de la ruptura del hilo constitucional en Venezuela. Después de ese día Luisa pasó a figurar en los titulares de los principales medios de comunicación nacionales e internacionales, trending topping en redes sociales, así como comenzó a estar de boca en boca en todas aquellas personas que tuvieran que ver de cualquier manera con nuestro país.

Este movimiento de la Fiscal General sin duda desnudó muchas cosas que resquebrajan a las estructuras del gobierno actual, y que se manifiestan con la reacción inmediata de los mismos magistrados del TSJ que firmaron las sentencias referidas al revocarlas y dejarlas parcialmente sin efecto. Luisa los agarró “fuera de base”, no cabe la menor duda.

Es destacable que después de ese evento en los pasillos del Ministerio Público se aprecian otras caras, existe un cambio de actitud total (nada reprochable) y se percibe otro ambiente más proactivo en los Despachos, lo cual debe llamar la atención de sus usuarios y redundando en que la institución ha tomado un segundo aire.

Así, en escasos dos meses y medio, Luisa pasó de ser el personaje antagónico de cualquier historia o fábula infantil, a ser la punta de lanza e imagen preferida de los seguidores de las tendencias opositoras al gobierno del Presidente Maduro.

Pero entonces Luisa ¿Qué te sucedió? ¿Qué hechos te motivaron a cambiar drásticamente de parecer y actuar? Honestamente las respuestas sólo las conoce ella y su más cercano entorno y nadie más puede ofrecer una explicación sobre este giro de 180°, por más que la FGR siga enarbolando la bandera del Chavismo “originario”.

En todo caso Luisa, mientras los hechos y los dichos nos permiten hilvanar las respuestas a las preguntas anteriores, muchos venezolanos que somos menos fervientes a tu nueva faceta nos preguntamos también y esperamos que alguien (si no eres tú) nos responda lo siguiente:

¿Qué pasó con el Plan Bolívar 2000, el incendio de la Torre Este de Parque Central, la quiebra del Banco Industrial de Venezuela, el desfalco del Complejo Agroindustrial Azucarero “Ezequiel Zamora” (Caaez), las eternas remodelaciones del Hotel Humboldt, las inexistentes Lagunas Camaroneras en el Delta Amacuro, la compra venta del Edificio Citibank en Carmelitas, el Ferrocarril Puerto Cabello-Valles del Tuy, el Metro de Maracaibo, los grupos de exterminio, la maleta de Antonini Wilson, CADIVI, los pollos putrefactos de MERCAL, los contenedores vacíos o llenos de chatarra de Puerto Cabello, los ferrys de García Plaza, las obras de ODEBRETCH, el contrabando de extracción de minerales preciosos, la fuga inexplicable de alimentos y combustible por nuestras fronteras, los sobrinos Flores, el evidente y sorprendente enriquecimiento desmedido de cientos y cientos de funcionarios públicos que hoy se dan el lujo de jubilarse a los 45 años y darse la “Bella Vita” en el exterior, los más de 20.000 homicidios y los más de 3.000 secuestros anuales que se registran en Venezuela, la institucionalización del pranato en nuestras cárceles, el espionaje íntimo de Directv denunciado por el diputado Carreño, y hasta la hipótesis de la inoculación del cáncer en el Presidente Chávez?

Todos esos casos más aquellos que la memoria no me permite recordar, más escandalosos unos que otros, merecen respuesta Luisa. Son todos de tu competencia y tu deber es responderlas, porque como mencioné antes eres “la dueña del circo” en esa materia y nada de ello es nuevo.

Pero entonces Luisa, en contraposición con la mora que pesa sobre tus espaldas y con esas “papas calientes” en tus manos, hay que sacar del baúl de los recuerdos aquellos casos a los cuales les diste veloz y eficaz conclusión. Sobre todo esos donde tenías que hacer “el mandado” solicitando la aprehensión y posterior enjuiciamiento de personajes que públicamente adversan al gobierno como es el caso de Leopoldo López y de Braulio Jatar Alonso, o de aquellos otros pocos que una vez hicieron llave con los Presidentes Chávez o Maduro, como Rafael Isea y el Gral. García Plaza.

También hay que poner sobre la mesa otros tantos casos donde los “pendejos” (dixit Arturo Uslar Pietri) son los que pagaron los platos rotos, como es caso de los ejecutivos medios y bajos de Econoinvest y las primeras operaciones del Fondo Chino Venezolano, así como otros donde los choferes o recepcionistas de entes públicos son los que terminan siendo los responsables del desfalco de las arcas de la Nación.

Caramba Luisa, y por no dejar pasar hay que destacar la excelencia de tu trabajo para investigar las masacres ocurridas en la “Cuarta” como El Caracazo, Yumare, el homicidio de Jorge Rodríguez padre y el sobreseimiento al Capitán Eliécer Otaiza (QEPD) por la muerte de su compañera de paseo en moto; pero ni por casualidad te detuviste a leer en el libro de historia contemporánea sobre la muerte de Renny Ottolina, así como de los soldados y civiles que cayeron durante las intentonas del 4F y del 27N.

Todo eso ciudadana Fiscal General, contrasta notablemente con su pseudo heroica postura actual de la Juana de Arco, pero que calladamente tenía a su cónyuge como actor político de primera línea en el PSUV. La que hoy en día de manera apresurada esgrime su posición ciudadana para impugnar el proceso de convocatoria a la ANC, pero que casualmente viajaba en una avioneta ajena, incautada en procedimientos hechos a sus instancias. Claro, esto último no es novedad ni eres la única que lo hace Luisa.

Recuerdo claramente cuando te vi Luisa durante la Apertura del Año Judicial del período en curso, cuando compartiste puesto de honor junto al Defensor del Pueblo, el Contralor General de la República y otras altísimas autoridades, y aplaudiste fervorosamente las ponencias de los magistrados que tomaron la palabra, entre ellos al nuevo presidente del Tribunal Supremo de Justicia, de sus Vicepresidentes y de cada uno de los Presidentes de Sala; y hoy acabas de accionar judicialmente en contra de sus designaciones.

¿Será que Pedro Carreño tiene razón?

Para concluir una pregunta más, que nunca será la última: ¿Quién es la verdadera Luisa y a cuál de ellas le creemos?

Maurizio Cirrottola Russo

Abogado

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