Neanche i vicini del presidente Maduro sono immuni alla crisi

 

Neanche i vicini del presidente Maduro sono immuni alla crisi

 

Prosegue la serie di “reportages” che La Voce d’Italia pubblica in collaborazione con la “Cátedra de Investigación Periodística” a carico del professore Alejandro Ramirez. L’obiettivo è offrire ai nostri lettori una visione ancora più amplia della realtà del Paese attraverso la ricerca approfondita e seria realizzata dai futuri giornalisti del Paese.

 

Ni los vecinos del Presidente Nicolás Maduro se salvan de la crisis económica

 

Las alternativas de los venezolanos ante la crisis económica que atraviesa el país ya comienzan a limitarse  y a producir angustia en ellos. Las colas que se forman constantemente en los alrededores del supermercado Unicasa ubicado en la Avenida Sucre de Catia, a muy pocos kilómetros del Presidente Nicolás Maduro, no acaban con el pasar de los años. A su vez, el incremento es aún mayor.

 

CARACAS – Hace unos años atrás, específicamente en el 2013, comenzó una crisis económica en el país relacionada con la escasez de productos necesarios para todos los ciudadanos y al alto costo para adquirir los pocos que podían encontrarse en los anaqueles. Esta situación empeoró aún más para el siguiente año. En el 2014 el porcentaje de escasez alcanzó el 28% situándose esta cantidad como la más alta históricamente; desde ese entonces no se volvió a conocer ninguna cifra que tuviera relación con el tema, se dejó de informar el incremento del porcentaje con el transcurrir de los años.

 

El investigador Alejandro Gutiérrez realizó un análisis donde estudiaba como él mismo precisó “las consecuencias de las malas políticas por parte del Estado” y es que lo que se escucha en las intervenciones del Presidente Nicolás Maduro no encaja con la cruda realidad que padecen todos y cada uno de los venezolanos que aún se encuentran en el país padeciendo día tras día. En la rendición de cuentas realizada por el Presidente el pasado año mencionaba que el salario mínimo para los trabajadores había sido incrementado en el año 2016 un máximo de cinco veces y que en números porcentuales se había elevado hasta en un 536%. Pero, cuando estas cantidades se comparan con una inflación que se calcula en 700% se vuelve una burla para los venezolanos a la hora de comprar cualquier producto porque los costos son excesivamente altos. Además, Nicolás Maduro hizo mención a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, mejor conocido como el clap y añadía que “los clap distribuyen todos los alimentos necesarios para la patria” para esta idea Gutiérrez responde que “la producción de alimentos en Venezuela es muy escaza”. Para él, el país ha generado una dependencia externa para adquirir alimentos que difiere de lo que el mismo Presidente expresa y asegura. Sin dejar de mencionar que para este investigador el principal problema que ha generado las acciones tomadas por el Estado recaen sobre la expropiación de empresas privadas, control de instituciones y mercados, bajo costo del petróleo y el control de precios.

 

 

Sin irnos muy allá de estudios u opiniones que puede dar el Presidente de la República la opinión de las personas que se encuentran en la calle, esas que resuelven, las que salen diariamente a ver que consiguen, las del “no sé qué van a vender hoy, prefiero quedarme a esperar por si lo necesito” son las que realmente conocen la situación y las que padecen esta crisis económica.

Como primera aproximación es un hecho que si la economía ha desmejorado entre el año 2016 y lo que ha transcurrido del 2017, significa que las colas en los supermercados se han incrementado y esto es debido al aumento de la canasta básica alimentaria y que son escasos los productos necesarios. También, la existencia de una organización implícita conocida por las personas que asisten a las colas sobre su organización y como es todo el manejo de ésta. Si se compara el monto del salario mínimo con el costo de los productos se dice entonces que los ingresos de los ciudadanos no son suficientes para adquirir los alimentos de primera necesidad y que además la mayoría son trabajadores y faltan a sus empleos para poder dirigirse al supermercado de su preferencia.

El conocer a profundidad la percepción general, el sentir de los venezolanos, esos que asisten continuamente a las colas tomando en cuenta el poder adquisitivo y el alto costo de los productos de primera necesidad. Además de poder medir en números la cantidad de personas que asisten al supermercado de un año para acá, preguntarles su opinión en cuanto a los precios. Entender el proceso y la dinámica de las colas, contado por ellos mismos. Que pudieran hacer una comparación entre su sueldo y lo que pueden comprar y cómo los afectaba emocionalmente fueron unos de los objetivos principales para adentrarnos al espacio donde se encuentran estas personas que ahora tienen un nuevo estilo de vida: asistir a las colas una vez por semana.

Sin embargo, las limitaciones van desde personas que por temor se niegan a conversar acerca del tema (sin utilizar la palabra “entrevista” para no causar más distanciamiento). Desde las agresiones que pueden tomar por la incomodidad, el mal humor y la irritabilidad que éste produce. Para estos fines no se requiere de costo alguno, una conversación con la gente de nuestra sangre, esa que siempre había sido tan amable en el país de “los más alegres” puede lograrse sin requerir de algún instrumento que no sea más que el intercambio de palabras.

 

 

En la esquina Castillito, ubicada en la Avenida Sucre de Catia, a pocos kilómetros del Palacio de Miraflores se encuentra el supermercado Unicasa. Se observa una cola que además de bloquear la entrada y salida de un edificio residencial llamado “El Metro” da la vuelta a toda la manzana, también hay personas vendiendo chupis, empanadas, nestea, tortas, helados caseros y cigarros detallados. Dicen personas que se encuentran realizando la cola: “¿hasta cuándo esta situación?, “¿será que el camión no piensa venir hoy?”, “¡se están coleando!

Más de doscientos individuos aproximadamente se observan en la cola.  Muchos de ellos tapándose del sol con sombrillas, otros leyendo el periódico, muchos hablando entre ellos. Personas a la espera del camión que trae los productos que se encuentran en escasez. Muchos de estos hombres y mujeres alegaron que “nunca se sabe que alimentos puede traer, siempre es una lotería”.

“Cada vez que tengo necesidad de productos que no están disponibles tengo que venir a hacer la cola. Siempre el día que me toca por mi terminal de cedula”, dice el señor Gabriel Gutiérrez quien se encuentra bastante lejos aún de la entrada del supermercado. Rostros cansados, aspectos corporales que indican la molestia e incomodidad de estar en esta situación es lo que reflejan los ciudadanos adyacentes a la zona y que realizan sus compras en este supermercado.

La organización de la cola comienza a las 5:00 a. m. por un señor que es quien dispone el orden. “Todos los martes, que es mi día de compra, vengo muy temprano a eso de las 5 de la mañana para ir organizando los grupos de personas que ya se encuentran desde mucho antes de que yo llegue. Normalmente suelo repartir unos tickets el día anterior, así evitamos la delincuencia de la madrugada, ya ellos saben a qué hora tienen que llegar y el número en que estarán pasando al supermercado. Claro, también hay los que no tienen tickets y es cuando la cola se vuelve aún más larga. A veces puede haber hasta quinientas personas. Aquí se vende hasta lo último que llega. Pero, esto para mi es una satisfacción, he conocido a más gente de la que pude conocer en toda mi vida. Cuando estamos en la cola la cordialidad es increíble entre todos nosotros y echamos chistes”. El señor Norman – se observa una persona de unos aproximados 65 años – quien se desempeñaba en el área de la administración para el servicio del Estado y que ahora se encuentra jubilado, trabajando para otra empresa de manera independiente no tiene la necesidad de asumir un trabajo más en su vida aun cuando ya es tiempo para él descansar. Pero, este pensamiento no tiene validez cuando alega que “en su tiempo libre, a veces cuando lo tengo, se lo dedico a la patria” lo que claramente indica que la actividad que él realiza es una retribución a todo lo que le ha dado el Estado. Es una forma de colaborar y de incrementar el pensamiento del fallecido ex Presidente Hugo Chávez. Después de una conversación donde el señor Norman explica que el dinero si existe, “dinero es lo que sobra en este país, con mi salario yo puedo comprar las cosas que necesito”, alegaba que lo que produce las colas no solo en este supermercado de Caracas sino en la gran mayoría, es la “inexistencia de productos” y que esto se debía a que la mayoría de los diputados que se encuentran en la Asamblea Nacional (AN) son empresarios. Asegura que “son ellos quienes tienen los productos. Pero por querer sacar a nuestro Presidente Nicolás Maduro y acabar con el Socialismo del Siglo XXI actúan de esta forma dejando de producir”. Alude también que el principal culpable de esta “guerra económica” no es más que Estados Unidos con su empeño en querer desestabilizar la economía. Pero, por otro lado, también se mencionaron comentarios como “ay obviamente que no. No hace falta que te responda”, “todo mi dinero se va en alimentación. Todo mi dinero y el prestado también”, “no, para nada. Ni la mitad”, “ya ni siquiera al cine pude ir más, todo mi dinero se va en comida”, “mientras la inflación siga aumentando como va jamás mis ingresos podrán pagar todos mis gastos y el de mi familia”, “es difícil porque un sueldo mínimo o dos sueldos mínimos e incluso tres no alcanzan para satisfacer a una familia. Si tienes un ingreso extra siempre vas a poder estar mejor pero igual sigue siendo complicado”.

 

 

El politólogo Yumeiker Arévalo mencionó en uno de los encuentros que el hambre y las colas se habían convertido en un mecanismo de control sobre la sociedad. Es decir, para las personas afectas al Gobierno no es una realidad existente que la falta de niños en las aulas diariamente, las largas colas para adquirir productos de primera necesidad, familias comiendo de la basura lo que se indique es que los venezolanos se encuentran ante uno de sus peores momentos y que no se debe a cualquier factor externo. Sino, por el contrario, se trata de políticas internas mal empleadas. El señor Norman agregaba también que el dinero que ganaba mensualmente le alcanzaba perfectamente para hacer sus compras (único en afirmar que le alcanzaba para adquirir cualquier producto). Pero, cuando comparamos un salario mínimo que se encuentra en 40.638 bolívares y un beneficio de alimentación ubicado en: 63.720 bolívares para hacer un total de 104.358 bolívares y una canasta básica familiar en: 3.173.236 los cálculos y los números no dan para que cualquier familia, trabajadora, pueda adquirir alimentos para cumplir con las tres comidas diarias y que además sean balanceadas.

Carlos Rodríguez, que está lejísimos aún de poder llegar a la entrada del supermercado comentó que se siente “humillado, no se lo recomiendo a nadie, esto es de lo último. A mis 52 años jamás yo había visto en Venezuela, esto no pasaba. Pero, hay que hacerlo, no queda de otra, yo a los bachaqueros no les puedo comprar, no me alcanza” fueron algunas de las palabras que expresa luego de que se le preguntara cómo se sentía mientras hacía la cola. Otros comentarios como: “frustrado la mayor parte del tiempo”, “¿Cómo me siento? Nada (risas) no sé. Bueno, arrecho y ladillado de tanto hacer cola”, “Humillada. Uno no termina de creer que tiene que hacer esas cosas como si estuvieran regalando la comida. Pero no, no es así, es frustrante. Llega un momento que me resigno”, “molesta, horrible y decepcionada”. Indignación fue el resultado que se obtuvo al conocer cómo se sentían ellos mientras tenían que permanecer en las colas. La humillación y molestia que les da a los venezolanos es tan alta que ya al salir de sus casas se sienten con predisposición porque saben que les espera una cola de más de tres horas donde tendrán que estar bajo el sol y de pie. Añadió también que considera que la cantidad de personas que normalmente acuden a este supermercado se ha incrementado “ahora veo a muchos más que antes no los conocía de cara”.

La socióloga María Daniela Correa asegura que las colas en los supermercados se han convertido en el día a día de los venezolanos y que esto obedece a múltiples causas como: la decisión racional de abastecerse con productos que no podrán conseguir el día después pero que aun así no necesitan. Esta teoría la afirma una de las señoras que se encontraban en la cola cuando mencionó “no es que me guste hacer cola ni necesite lo que están vendiendo. Pero y si después se me acaba y no tengo” este problema, la necesidad de pensar que se necesitan aún más incrementa el índice de personas diariamente en los supermercados. Los ciudadanos piensan que comprar es una oportunidad y que si ésta se pierde ya no se sabe cuándo se podrá de nuevo. Otra de las causas que mencionó la socióloga es que al Estado le interesa que las largas colas en los supermercados permanezcan para mantener “un mecanismo de control social o dominación” como ella misma mencionó. De esta manera, el gobierno podrá mantener que la justificación a este fenómeno no es más que la guerra económica producida por la empresa privada y sectores de la oposición.

“Aquí en la cola yo he hecho muchos amigos, siempre venimos en grupo y conversamos. A mí me gusta mucho porque salgo de mi casa siempre estoy ahí encerrada” añadió una de las señoras que se encontraba en la cola junto con sus amigas. Esta información confirma la segunda causa que añade la socióloga y explica que cuando se forman grupos se suele hablar de lo mismo. Es decir, lo que se consigue y lo que no, las horas que se pasaron en la cola, los sucesos que se presentan durante están esperando para entrar al supermercado y esto lo que trae como resultado es la creación de un círculo vicioso donde este tema pasa a ser de real importancia para ellos y sus vidas, sus actividades diarias comienzan a girar en torno a ello.

Una causa que también cabe destacar es que los supermercados suelen aprovecharse de este fenómeno social abriendo menos cajas para que puedan cancelar los productos y sea aún más lento como lo aseguró uno de los ciudadanos que se encontraba a la espera “la rapidez o lentitud de las colas dependen de la cajera, si están rápidas nos vamos rápido, sino no”. De esta manera siempre tendrán gente a su alrededor e incrementará más personas que suelen observar la eterna presencia de personas queriendo comprar y a su vez atraerán aún más clientes.

 

 

“Levantar progresivamente el control de cambio y de precios debería de ser la primera medida a implementar, la estimulación de la producción nacional: para esto el Estado no debería de intervenir y expropiar” fueron una de las recomendaciones que la socióloga brindó sin dejar atrás que por muy “ridículas” que suenen son necesarias para que el país siga adelante. La educación cívica parece ser lo primordial y lo que más se necesita dentro del país es el respeto, el valor al esfuerzo de los venezolanos y la cultura.

Los precios de los productos se han vuelto excesivamente caros al pasar, muchas veces, solo semanas. Esta es la mayor preocupación de los ciudadanos que se dirigen al supermercado Unicasa. “Están variando. Cada vez que asisto a las colas a comprar hay un aumento. Nunca sé los precios vengo con la duda”, “eso se salió de control hace tiempo ya”, “horrible. El aumento es desproporcional. Semana a semana varían los precios sin razón alguna, yo no entiendo”, “sí, los precios verdaderamente han aumentado y desastrosamente. A veces se vuelve incalculable”. Todas estas afirmaciones por parte de los ciudadanos son el reflejo de una mala economía, una alta inflación, la restricción de capital para las empresas que quieren generar productos. El economista Jorge Cumare asegura que Venezuela está ante una recesión y la explica como “la disminución de productos en la calle, las empresa no producen lo suficiente” asegura también que en Venezuela no se produce suficiente alimentos para abastecer la demanda y que este déficit no solo viene a través de esta crisis sino que es un problema que se ha venido arrastrando con el tiempo. Alega que el gobierno prefiere importar la comida de otros países y crean una especia de zona de confort porque se les permite la opción de manejar los precios y el resto lo cubre el déficit. Para el economista esta crisis está en un punto donde no se les ofrece a los ciudadanos “bienes sustitutos”. Es decir, no se consigue la harina pan pero tienen harina de maíz. No viene a ser una alternativa porque realmente no se consigue ni lo uno ni lo otro. Menciona también la existencia de otro problema como es la productividad y esto se refleja cuando se les restringen las divisas a los comerciantes y tienen que vender a un precio justo impuesto por el Estado que no cubre con los gastos que se generaron para traer el producto hasta el país.

Resaltó también que “un país es rico en la medida que produce” como ese no es el caso de los venezolanos la calidad de vida es inexistente. “al país producir en menor cantidad esa cantidad de servicios que están allí se empiezan a distribuir entre muchas personas y el PIB per cápita es un factor que medido por el índice de desarrollo humano que puede ser el indicador que mida la calidad de vida. Hasta hace unos años, en Venezuela, estaba muy bien. Pero con esa variable estamos muy mal” es cuando los venezolanos empiezan a recortar gastos aun cuando el mayor porcentaje de su salario va destinado solamente a los alimentos descuidando otros servicios que son obligatorios para cada uno.

Cuando se les preguntó a los ciudadanos que se encontraban haciendo la cola en el supermercado quienes eran los responsables de la existencia de escasez y la presencia de las colas la respuesta fue: el gobierno. Alegando comentarios como “el gobierno y no como lo hacen pintar ellos que son los empresarios. Por no tener una tasa de cambio con un monto fijo. Todos los días amanece un dólar diferente esto cambia a diario”, “el gobierno. No hay nadie que conozca del tema y que además no quieren resolver. Hablo del chavismo y de la oposición siempre están bien gracias”, “El gobierno, porque no aplica el control necesario para poder disfrutar de una buena economía”, “Las malas políticas del gobierno. La razón es que ellos implementaron una política donde se enfrascan en atacar a la empresa privada, expropiar y amenazar. Eso espanta las inversiones. Muchos empresarios se van y por eso no hay muchos alimentos. No hay satisfacción de necesidades. Además, eso de regular los productos hace que haya mucha cola”. A su vez, el experto en política, el señor Arévalo, alegó que el culpable de toda esta situación era el modelo económico. La inestabilidad al acceso de las divisas, la distorsión de mercados paralelos. Todas estas acciones no solo están garantizando la movilidad social sino incrementando los sectores populares. Es decir, los venezolanos no logran ver sus esfuerzos valorados en su salario. Sin dejar de mencionar que ya muchas personas se acostumbraron a la anormalidad de lo normal. Se están acostumbrando a la situación mientras que logren como solventar sus problemas de momento. Añadió la socióloga María Daniela Correa que en el momento en que el gobierno decide imponer medidas regulatorias en cuanto precio se refiere afectan todo el aparato económico porque no se toma en cuenta los gastos que genera esa empresa para poder adquirir el producto. Menciona también que sostener un negocio en la actualidad es casi imposible puesto que se les obliga a pagar una cantidad de dinero que va creciendo cada vez más.

Muchas son las historias que se logran escuchar entre tanta gente y alboroto. Entre ellas: la existencia de un depósito donde se almacena cantidad de comida (productos de la canasta alimenticia, escasos). Al llegar a esta zona para saber a ciencia cierta lo que era. Se encontró que el depósito se ubica dentro de un estacionamiento vigilado por un aproximado de 10 hombres jóvenes, edades comprendidas entre 20 y 25 años) cada cierto tiempo abrían sus puertas y carros pasaban, se estacionaban, guardan los bultos de comida y salían. Al realizar varias preguntas a uno de los señores que salió manejando, aseguró que los dueños de este depósito y también estacionamiento son llamados: colectivos.

 

 

Las personas relacionadas directamente con esta compra y venta de bultos de comida no quisieron responder ninguna pregunta. Aún quedaron dudas en cuanto a la procedencia de esa comida, quien las había llevado hasta allá, quien costeó esos bultos, por qué ellos estarían vendiendo esos alimentos de forma ilegal y clandestina. A su vez, el señor –quien no quiso dar detalles de nombre- añadió que la comunicación entre las personas que querían comprar los bultos y las personas que los venden se realiza por medio de un grupo conformado en WhatsApp.

Las limitaciones que podían presentarse no ocurrieron y el flujo de información se mantuvo creciente. A su vez, se comprobó que los ciudadanos que asisten al supermercado Unicasa, ubicado en la Avenida Sucre de Caracas, se sienten agobiados por la situación que afronta el país, recalcando el 2016 como un año difícil. La percepción de los ciudadanos acerca de su poder adquisitivo es una burla. Consideran que si no te sabes administrar o en su defecto, tener varios trabajos, no puedes subsistir en un país tan caro. Para las personas que suelen acercarse a este supermercado por ser el “más cercano a mi casa” el incremento de las personas aumentó desde el año 2016 hasta lo que va del 2017. Han hecho amistades dentro de las colas y algunas caras suelen reconocerlas por la coincidencia. Los precios de los productos es un tema sensible para los ciudadanos, no encuentran explicación alguna al constante incremento de precios. Muchos, en ocasiones, solo pueden llevarse uno de los varios productos que se estén vendiendo ese día que asistan. Los venezolanos son colaboradores y amables en esta crisis eso no se ha desaparecido aún puesto que el funcionamiento de la cola, el orden, es establecido por las mismas personas que están dentro de las colas y sin dejar atrás el impacto emocional en los venezolanos va desde: impotencia, rabia y tristeza. Consideran humillante el proceso por el que tienen que pasar para adquirir productos en los que ninguna casa debería de faltar. El 100% de la muestra consideró que lo que está ocurriendo en Venezuela se debe denominar como una crisis y además, muchas personas de avanzada edad no deberían de tener este tipo de vida.

Studente: Katherine Martínez
Professore: Alejandro Ramírez
Universidad Católica Andrés Bello

 

 

Bibliografía:

Venezuela: reconfiguraciones políticas de una economía por-venir

Venezuela 2017. De la defensa al contraataque

Informe Telesur- CELAG: La apuesta productiva de Venezuela

http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/40521/3/articulo1.pdf

http://globovision.com/article/los-puntos-mas-importantes-de-la-memoria-y-cuenta-del-presidente-maduroN

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