Juan Pablo Pernalete y Neomar Lander: Dos situaciones diferentes con un mismo resultado

Calle donde falleció Neomar Lander ahora lleva su nombre
Calle donde falleció Neomar Lander ahora lleva su nombre

 

En los alrededores de la Plaza Francia de la urbanización Altamira del Municipio Chacao, pasado el mediodía del 26 de abril del año en curso, se convierte en tendencia en las redes sociales el nombre del joven venezolano JUAN PABLO PERNALETE. Paso seguido, se reporta por todos los medios de comunicación social la lamentable pérdida de su vida.

Luego, el miércoles 07 junio de este mismo año, en el punto donde se unen la Avenida Libertador con la Avenida Francisco de Miranda, en la urbanización Campo Alegre del mismo Municipio Chacao, también en el transcurso de la tarde temprana, se hace viral un video tomado desde el teléfono móvil perteneciente a algún trabajador de una torre adyacente, y que era testigo presencial de la escena que culmina con las imágenes del cuerpo tendido en la rampa de acceso a la “trinchera de la Libertador” de otro joven venezolano: NEOMAR LANDER.

Ambos chamos, estudiantes, partícipes en momentos y lugares distintos de manifestaciones de protesta al gobierno que encabeza Presidente Maduro. Los dos integran una lista que suma más de un centenar de fallecidos a lo largo de Venezuela y que desde el mes de abril de este mismo año decidieron hacerse parte activa de lo que hoy se conoce como “La Resistencia”. En los dos casos el enfrentamiento directo es contra funcionarios que tratan de imponer el control del orden público.

Los dos apellidos pasaron a ser noticia de primera plana, sea para señalar a los presuntos responsables de su muerte, o sea para justificar o explicar razones que servirían para descartar la participación de funcionarios de seguridad del Estado en los hechos. Tanto Juan Pablo como Neomar han dejado un profundo pesar y una lastimosa ausencia en sus respectivos hogares y en el País. La muerte de ambos han sido bandera y motivo para inyectarle la pasión y el drama que sus pregoneros requieren para alentar y justificar la realización de otras tantas manifestaciones, incluso las convocadas más recientemente.

Hasta aquí las circunstancias símiles; vamos con las diferencias.

El manejo comunicacional de uno y otro caso, gracias (o por desgracia) a la existencia de las redes sociales han generado matrices de opinión diferentes sobre las causas que generaron el fatal desenlace de sus vidas. Esto de que los medios de comunicación y sus actores (con este trabajo me sumo a ellos) sirvan de estrado donde se ponga a la alcance de la colectividad información y se saquen conclusiones inmediatas, generando matrices de opinión que pretenden ser una suerte de “sentencias sociales” sobre cualquier hecho polémico no es nada nuevo en el mundo. Sobran los ejemplos: En el exterior contamos con los reconocidísimos casos como los de O.J. Simpson, el atentado del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, la invasión a Irak y la guerra contra Al Qaeda; y en el plano nacional podríamos hablar del Golpe a Marco Pérez Jiménez, el atentado a Rómulo Betancourt, el caso del Sierra Nevada, el Viernes Negro, el “Chino de Recadi”, los hechos del 4F y 27N, el enjuiciamiento a Carlos Andrés Pérez, el golpe de estado de 2002, la muerte del Presidente Chávez y hasta el proceso electoral último del 30 de julio.

Todos estos eventos que alcanzan notoriedad pública y llegan a las manos de cualquier ciudadano del mundo que cuente con la mayor o menor ilustración, y con más o menos ganas de investigar la verdad, lo hace susceptible de emitir un juicio de valor y le permite generar su propia sentencia. Los casos de Pernalete y de Lander no son la excepción.

Entiéndase bien que las opiniones que en lo adelante esgrimiré se basan en conocimientos técnicos criminalísticos y jurídicos, y que en ningún momento tengo intenciones de alimentar la estéril polémica política que se cierne sobre sus muertes. No tengo acceso a información forense privilegiada y me valgo de las mismas fuentes que posee cualquier otro ciudadano que no tenga derecho a acceder a los expedientes judiciales respectivos. Lamento eso sí, que mis conclusiones contradigan frontalmente el respetable criterio de más de uno que me lee, pero mis puntos de vista están alimentados por los estudios y la experiencia en este campo y son el aval que les presento. Sigamos.

La causa de muerte de Pernalete se produce como consecuencia de la fractura de los huesos frontales que se encuentran en el tórax, a la altura del corazón, lo cual produjo finalmente la afectación cardíaca por causa de la presión del impacto, sin generar lesiones o heridas abiertas. En el acta de defunción se anotó lo anterior de la siguiente manera: “…Traumatismo cerrado de tórax…Contusión Cardíaca…Shock Cardiogénico…”. El objeto que propinó el impacto es la matriz de la polémica: Las partes en conflicto se debatían públicamente entre el golpe producido por un cartucho de un elemento lacrimógeno recién percutado, y la acción de una herramienta de uso pecuario denominado “pistola de perno”.

Para esta fecha se tiene una posición oficial y no rebatida emanada del Ministerio Público, y se sabe que una bomba lacrimógena disparada de próximo contacto (es decir de cerca de la humanidad de la víctima) fue el medio que generó las lesiones y posterior muerte de Pernalete, por lo que sobre este caso hay poco más que agregar, sin embargo sirvan sus características para compararlo con el fallecimiento de Lander.

En el caso de Neomar los videos, fotos e infografías que los medios de comunicación y redes sociales nos presentan, también permiten arribar a una conclusión. Según se informó en los medios la causa de este lamentable deceso fue la fractura dos de sus dos de sus costillas, pérdida parcial del pulmón izquierdo y el consecuente derrame interno de sangre, además de denotar un quemadura amplia en uno de sus antebrazos.

Esto a diferencia del caso de Pernalete responde a lo que se define como una herida abierta, en la cual no sólo se produce una solución de continuidad y ruptura del tejido dérmico, sino que además una brutal exposición y desaparición de parte de los tejidos de la piel, de la masa ósea, muscular y visceral.

El debate se centra en que el objeto que causó la lesión sea una bomba lacrimógena tipo racimo o un petardo de gran intensidad colocado en un cilindro para simular un lanzacohetes o mortero de fabricación casera.

Lo cierto es que esas lesiones, de acuerdo a la más calificada literatura forense, no la causa un objeto contundente simplemente, sino un elemento explosivo de espectro cerrado y focalizado. Las imágenes de la lesión sufrida no muestran quemaduras generalizadas en el cuerpo de Neomar, sino únicamente en uno de sus antebrazos. Además, la lesión mortal que enseña su tórax tiene una forma casi perfectamente circular y se encuentra ubicada en un solo sector del pecho.

La hipótesis de que el accionar de los cuerpos de seguridad y sus elementos disuasivos es la causa de su muerte se cae por su propio peso. El video que le dio vueltas al mundo descarta que sea un disparo (de cualquier naturaleza) hecho por los efectivos que se apostaron en la Avenida Francisco de Miranda, y menos que haya impactado a Lander en la parte inferior de la rampa de acceso a la Avenida Libertador. Es técnicamente imposible. No hace falta ser un experto planimétrico para llegar a esa conclusión, ya que bastan solo con conocer el lugar y ver repetidas veces el video.

Nótese que la hipótesis de la acción de una bomba lacrimógena se cae por la imposibilidad de que la trayectoria balística posible alcance a la víctima, ya que el piquete de funcionarios del orden público se encontraban en la Avenida Francisco de Miranda y Lander en la rampa de acceso a la Avenida Libertador, a unos cinco metros de cota menor y fuera del foco de cualquiera de los presuntos tiradores.

Me permito criticar y desmentir una planimetría no oficial que se publicó en la página www.runrunes.com, donde se coloca a un solo funcionario de un cuerpo de seguridad colocado a escasos diez metros en línea recta de Neomar. Nada más irreal y temerario ya que en ningún video se logra apreciar dicha situación, además de que con ello se busca generar una hipótesis perfecta pero inexistente.

Incluso las voces que quedaron registradas en el audio del mismo material también lo demuestran, específicamente aquella de origen masculino que en el fondo afirma que la víctima estaba manipulando un elemento incendiario y explosivo.

Adicionalmente el récord fotográfico previo al suceso, donde se muestra al “chamo de Guarenas” (como he escuchado que le recuerdan) manipulando ese tipo de artículos refuerzan esta tesis.

Cuando ocurre una explosión lo que produce la lesión (mortal o no) es su onda expansiva principalmente y luego es que el calor entra en juego y puede llegar a causar quemaduras. Si alguno de ustedes sufrió la explosión cercana de un mínimo “triqui-traqui” navideño cerca saben a qué me refiero.

Neomar estaba vestido con una indumentaria que consistía en un chaleco protector de manufactura casera, guantes de carnaza, una franela que le cubría el tórax y una capucha improvisada en la cara. Así de fuerte sería la intensidad, cercanía y focalización de la explosión, que todas sus ropas no fueron suficientes para impedir la lesión mortal, pero si lo fueron para evitar que se expandiera la quemadura que evidenció en el antebrazo.

Al igual como ocurrió con la muerte de Pernalete, el informe del forense que le hizo el reconocimiento y autopsia al cuerpo de Lander no ha sido rebatido, y cuesta creer como hasta hace pocas horas algunas vocerías de los grupos políticos que no simpatizan con el gobierno, insistan con afirmar que fue una bomba lacrimógena lo que acabó con su vida y sigan utilizando su lamentable muerte como elemento agitador de pasiones.

Son dos casos diferentes con el mismo desenlace.

Con este trabajo aspiro darle claridad y herramientas para que cada quien saque verdaderas conclusiones, y en caso de querer rebatirlas estoy presto a recibir los fundamentos correspondientes, mientras el aparato de justicia produce sus propios y oficiales resultados.

Pido como ciudadano de este país, que se deje de desinformar y manipular a la opinión pública y que se permita a las autoridades competentes establecer la verdad por los medios y elementos correspondientes.

Juan Pablo y Neomar tristemente han fallecido y es lo que socialmente debe prevalecer y lamentarse.

Maurizio Cirrottola Russo.

Abogado

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Instragram: @cirrottola

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