CARACAS – Puertas adentro, los fuegos parecieran haber sido apagados en Venezuela. No así puertas afuera. Las inquietudes han quedado encendidas en la comunidad internacional. Ayer, el presidente argentino, Mauricio Macri, se reunió con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres ¿Los temas en agenda? La situación en Venezuela: los problemas del sistema de salud, los “presos políticos” y los legisladores opositores.
Desde marzo de este año, Venezuela se vio atenazada por violentas manifestaciones callejeras. El saldo fue doloroso: más de 150 fallecidos y un centenar de detenidos, casi todos sobre la veintena. Caso emblemático, por ejemplo, es el de el estudiante Juan Pablo Pernalete.
“Como víctimas, exigimos respeto y abstenerse a las personas o partes que no estén involucradas o facultadas para emitir juicios que puedan entorpecer la investigación en la muerte de nuestro hijo”, dijeron los padres del muchacho en mayo pasado.
Hacia finales de agosto, la calle se apagó. Sin mediar mayores trámites, el Gobierno instaló una Constituyente, y dejó a la AN como una suerte de cascarón vacío. De inmediato se oyeron voces a escala nacional e internacional. Por ejemplo, el presidente galo, Emmanuel Macron habló claramente de una “dictadura”. Lo mismo hizo el español Mariano Rajoy. Esos dos entre muchos.
Crisis humanitaria: el mundo no calla
La reunión de Macri y Guterres es apenas un indicio más de que no todo ha quedado dicho. Macri encareció a Guterres garantizar la “asistencia sanitaria de la población en Venezuela ante la grave crisis que está provocando la falta de medicamentos e insumos para la atención de la salud“, se lee en un comunicado de la Presidencia de Argentina.
“Venezuela ha dejado de ser una preocupación y se ha transformado en un dolor para toda la región”, fustigó Macri. La Organización de Estados Americanos (OEA) ha sido escenario también de enconadas discusiones. También la Unión Europea (UE) ha impuesto sanciones, así como el gobierno de Canadá.
