Transporte terrestre al borde del colapso y sin amparo constitucional

Caracas es una ciudad en constante movimiento. Las calles sienten el paso acelerado de sus habitantes, quienes corren o caminan apresurados para cumplir con su jornada diaria.
Caracas es una ciudad en constante movimiento. Las calles sienten el paso acelerado de sus habitantes, quienes corren o caminan apresurados para cumplir con su jornada diaria.

CARACAS – La vida acelerada es una costumbre a la cual  los caraqueños no logran escapar. Es un disgusto generalizado, una tristeza compartida. Muchos guardan sus resquemores por una política injusta que no mide, ni ama y tampoco piensa en ellos.

El transportista, que despierta temprano cada mañana  y sale de su casa aún antes del amanecer a trabajar, también sufre el agobio de las calles y su gente.

El pasaje mínimo en Caracas, establecido a mediados de diciembre de 2017, presenta un costo de 1.000 Bs para las rutas cortas, mientras que el valor de las rutas largas oscila entre 1.500 y 4.000 Bs.

Los 5 bloques que cubren las rutas de Caracas acordaron aumentar el pasaje a 3.000 Bs. Esta decisión no ha sido aprobada por el ministro del Poder Popular para el Transporte, Carlos Osorio. Pese al paro de transporte acordado, el monto exigido no fue aceptado. Sin embargo, los conductores decidieron cobrar a partir de febrero 2.000 Bs sin amparo constitucional.

La Gaceta Oficial expresa el ya caducado reajuste del pasaje de 280 Bs realizado el pasado 25 de agosto. Los transportistas no pueden esperar a la resolución en el marco legal. Para Luis Colmenares, presidente del Bloque Este, la situación es “crítica”.

Salario mínimo y transporte ppúblico

El salario mínimo integral de 797.510 bolívares, anunciado por el presidente Nicolás Maduro el pasado 31 de diciembre, apenas alcanza para 2 kilos de carne.

Si tomamos como ejemplo a un ciudadano que deba tomar 2 autobuses (2.000 Bs) para poder llegar a su lugar de trabajo, el costo diario sería de 8.000 Bs ida y vuelta. Esto corresponde a 240.000 Bs mensual. El venezolano que gana en bolívares, recibiría un salario reducido a 557.510 Bs. Esto representa tan solo 2,35 dólares – céntimo más, céntimo menos – al cambio “paralelo”.

¿Qué pasa con el transporte cuyos conductores tragan cada día el disgusto de sus usuarios a diario.

Alexander Arévalo fue chofer durante 9 años en el Bloque Sur-Este de la ciudad de Caracas. Cubrió las rutas: Las Minas – Baruta, Las Minas – El Silencio, Las Minas – Plaza las Américas y Chacaíto – Las Minas.

“La situación país no golpea a todos. No hace diferencias” dijo Arévalo, quien ahora se desempeña como carnicero.

Hace dos años decidió abandonar el sector Transporte. Solo en su entorno, en Las Minas de Baruta, conoce a más de 50 conductores que al igual que él abandonaron la prestación de este servicio debido a la imposibilidad de obtener un salario que le permitiera cubrir sus necesidades principales. Algunos de estos decidieron migrar a otras partes del país, como Maturín, estado Monagas, en donde se cobra una tarifa mayor.

Gastos de mantenimiento de las unidades

A su juicio, los cauchos compuestos por tripa y protector son el repuesto que tiende a dañarse con mayor facilidad. La sobrecarga generada por la alta demanda de usuarios ante un bajo número de unidades termina dañando también otras partes mecánicas no menos importantes. Por ejemplo, las hojas de ballesta, encargadas de retener el peso.

Calles, avenidas y autopistas están minadas de baches y desagües cloacales sin bocas. En diversos sectores la maleza se ha apropiado de las zonas verdes, por lo que resta la visibilidad de los conductores. También son numerosos los postes sin luz que dan paso libre a la inseguridad. Los autobuses sufren desventuras con el deterioro de la vía pública.

Adolescentes, padres, madres e incluso adultos mayores subsisten por medio de la buhonería. No pagan impuestos, ni servicios. Para la mayoría es un área de la economía de fácil acceso y cero burocracia. Nadie pide permisos a las alcaldías o municipalidades.

En el transporte público terrestre también están presente la inseguridad que reina en todo el país. Durante un viaje de ruta larga los usuarios se montan con un bolso colgado sobre su pecho, para prevenir robos. Y para no permitir que oportunistas los deje sin celulares y dinero. Otros, en cambio, con una caja de cartón sujeta por un cordón que cuelga haciendo peso sobre su cuello venden tostones, chupetas, el tan deseado chocolate de leche Savoy e incluso las famosas hierbas para hacer té de moringa.

No hay ley alguna. ¿Quién justifica si es bueno o malo? Quienes ocupan un lugar en la cúspide del poder hablan mucho, prometen pero ninguno resuelve.

Cada vez menos unidades

Por el sureste, en el sector Santa Cruz operan 25 autobuses de un total de 80, representa 31% en actividad. En Baruta prestan servicio 40 de 180 unidades (22%). Mientras que en Las Minas apenas trabajan 22 de 110 autobuses (20%). Alexander estima que 60% del transporte se encuentra parado por falta de aceite.

En las horas “pico” el ajetreo se hace mayor. El trayecto para llegar a cualquier destino se convierte en una travesía. En las calles y avenidas se forman remolinos de gente que se amontonan en cada esquina. Así se encuentran millones de usuarios, estancados, ante la imposibilidad de trasladarse. Solo les queda esperar o quizás caminar varias cuadras para poder conseguir una parada con un número menor de usuarios.

Esta situación se intensifica cuando el Metro de Caracas presenta retrasos. Por lo general ocurre casi a diario. Tomar el tren resulta el pasaje más económico de todos los transportes públicos: simplemente nadie paga, colándose por la puerta sin control de los “usuarios de la tercera edad”. Cuando el colapso es inminente, el venezolano no tiene más remedio que subir a la superficie y utilizar el transporte terrestre.

Pocos son los autobuses que se trasladan a puerta cerrada. Es un transporte de carga pesada. Todos se quieren montar, la mayoría desea llegar.

Atrevidos son los hombres, quienes sujetos de un solo brazo van guindados en la puerta. Este hecho ha generado conflicto en incontables ocasiones. Algunos usuarios no abandonan la unidad así esté abarrotada de gente. Sin embargo, muchos choferes no avanzan hasta no haber cerrado sus puertas.

Si bien la crisis económica es para todos, “os usuarios no logran entender el aumento.

Abundan los “autobuses piratas” en camiones nuevos y viejos que trasladan a los usuarios sin importar si hay sol o lluvia
Abundan los “autobuses piratas” en camiones nuevos y viejos que trasladan a los usuarios sin importar si hay sol o lluvia

“No están sentados ahí, no tienen esa responsabilidad. Tampoco tienen carro y no saben de sus gastos. El aumento no lo toman de buena manera”, asegura el ex conductor y padre de familia.

La ONG mexicana, Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP), sostiene que Caracas es la ciudad más violenta del mundo desde 2015.

En este desorden también están presentes los llamados “autobuses piratas” que forman parte del transporte informal. No presentan identificación y se aprovechan de las largas colas que se generan en las líneas habituales. Rigen su tarifa según la hora del día e incluso por el estado de vialidad de la ruta.

Algunos choferes ofrecen destinos incompletos y la afluencia de personas en la vía pública contribuye a la congestión. Ante la falta de unidades se han hecho protagonistas los vehículos militares y los camiones 350. Estos últimos trasladan a los usuarios parados; expuestos al sol, a la lluvia, a una ciudad congestionada.

 

Adrián Soares

 

 

 

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