CARACAS – No se trata de acusaciones de bajo calibre. Terroristas con pasaportes válidos y gran parte de la droga que se trafica hacia Europa y otras latitudes. Nada menos. Tales serían los males que el político ítalo venezolano, Antonio Ledezma, ex alcalde metropolitano de Caracas, encarece resolver a la comunidad internacional cuanto antes. Se dicen muchas cosas negativas de la gestión Maduro, pero lo lamentable es que nadie logra pone el cascabel al gato. O sea, hasta ahora los señalamientos no cristalizan en pruebas palmarias, con lo cual hay que mantener la prudencia.
Vale recordar que Ledezma escapó de un presidio de 33 meses, de los cuales 12 de ellos transcurrieron en una cárcel militar y luego en arresto domiciliario. Se le llevó tras las rejas por llamar a la calle durante los primeros meses de 2014, junto al coordinador nacional de Voluntad Popular (VP), Leopoldo López y la dirigente María Corina Machado. Las reyertas, que fueron muy menores a las de 2017, se denominaron “La Salida”.
Los inicios de Ledezma, cuyas raíces son italianas, están enraizados en Acción Democrática (AD), donde fue una figura muy cercana a Carlos Andrés Pérez. Se le considera un presidenciable. Viene girando por el planeta afanado en la causa del restablecimiento del orden en Venezuela.
En estos momentos, se encuentra en Ginebra, donde tomará parte de un encuentro anual sobre derechos humanos. Allí confluyen personalidades de peso de la disidencia de múltiples países. Lo que Ledezma se lleva a la boca no es conchita de ajo: dice que el Gobierno nacional ampara el flujo de cargamentos de estupefacientes “que representan el 60% de lo que circula en Europa“. Su palabra vaya adelante. Nada de esto ha podido ser probado hasta ahora. Se trata de acusaciones muy graves y deben mediar los más rigurosos estándares internacionales de investigación policial, en cualquiera de los casos.
Pero hay antecedentes
“Los llamados ‘narcosobrinos’ de la todopoderosa pareja presidencial de Venezuela cumplirán 16 años de prisión en una cárcel del sur de la Florida, condenados por conspirar para traficar 800 kilos de cocaína a Estados Unidos. Así lo decidió ayer la Corte del Distrito Sur de Nueva York, que impuso un total de 18 años (ya han cumplido dos) contra Efraín Campo Flores (31 años) y Franqui Flores de Freitas (32), sobrinos de Cilia Flores, la primera combatiente revolucionaria”, se lee en un despacho del pasado 14 de diciembre de 2017, publicado por el periódico madrileño El Mundo.
El ex alcalde logró huir de Venezuela el pasado mes de noviembre. Salió a la media noche, y por los caminos verdes consiguió volar fuera del país. Una de las figuras más visibles de la vanguardia opositora venezolana, pone en contexto sus severas acusaciones: la presencia del crimen organizado en los tentáculos del poder venezolano, es cosa que debe ser vista como “una amenaza para el continente y el mundo, y no como lloriqueos de los venezolanos”.
Abundó sobre las bondades de la resistencia: “Hemos demostrado que tenemos coraje y que queremos resolver nuestros problemas por la vía democrática“. Se avecinan unas elecciones presidenciales, el próximo 22 de abril. Ya partidos como Primero Justicia (PJ) y Acción Democrática (AD) han dicho que no concurrirán a las urnas. Estados Unidos y Colombia, verbigracia, han sentenciado de modo tajante: no reconocerán los resultados.
Ledezma ha revelado detalles sobre su fuga. Agentes militares le habrían ayudado a escapar. Tal vez por eso cree que aún es posible que la FANB se le voltee a Maduro “y haga respetar así la Constitución“, disparó ante un feroz enjambre de reporteros internacionales
“Me dirijo a los oficiales. ¿Ustedes no se miran en el espejo? ¿Acaso no ven que hay niños muriendo de cáncer, madres enterrando a sus hijos, abuelas enterrando a sus nietos, que el país más rico en petróleo tiene a gente comiendo de la basura?”, inquirió ante la prensa ginebrina. La reportera especializada en la fuente militar, Sebastiana Barráez, ha dado cuenta en sus recientes despachos del pésimo estado interno de nuestra milicia. Incluso ha denunciado hambre en los cuarteles. Los militares pasan hambre y aumentan las deserciones.
Ledezma no ha perdido ocasión de hacer un poco de lobby. Se reunió hoy en con el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, a quien –lo dijo él mismo- le desmenuzó al detalle cómo se comete “un genocidio diario contra el pueblo de Venezuela”.
“El tiempo de la diplomacia contemplativa y de pésames se agotó. Necesitamos una diplomacia eficaz que impida que se sigan cometiendo estos crímenes en Venezuela, que la ONU y la OEA marquen pasos significativos”, cerró el ciclo de sus apreciaciones.
Borges: la presión de los países hermanos
Otro político que ha estado muy activo en el entorno internacional, es el diputado a la Asamblea Nacional (AN), Julio Borges, quien disparó hoy: “juntos logramos que hoy los países democráticos estén presionando para que se restituya la democracia”.
El primero al mando de la AN deslizó en los 140 caracteres de la red social de micro blogging, Twitter, lo que sigue: “en 2017 denunciamos al mundo que nuestra democracia estaba muriendo, toda la comunidad internacional colocó sus ojos en Venezuela, juntos logramos que hoy los países democráticos estén presionando para que se restituya la democracia. Seguiremos adelante hasta lograr el cambio”.
A la cabeza del Departamento de Estado, Rex Tillerson, viene girando por Latinoamérica de modo de consolidar respaldos que cerquen a la gestión Maduro. Lo propio ha hecho el Grupo de Lima. La animadversión que ya suscita Nicolás Maduro mineralizó la semana pasada en una orden del gobierno peruano: ya no será bienvenido en la VIII Cumbre de las Américas. Maduro tiene el viento muy en contra más allá de nuestras fronteras.
Tanto Ledezma como Borges demuestran sentido de la oportunidad como estrategas. Decía el teórico de la comunicación Teun van Dijk, que no hay texto sin contexto: ambos políticos lo entienden, y colocan sus declaraciones justo en el momento más indicado.
Alejandro Ramírez Morón
