Quiebre de Sidor a 10 años de su reestatización

A 10 años de la reestatización de Sidor, los balances son negativos: decayeron los beneficios laborales y la producción se contrajo en más de 90%
A 10 años de la reestatización de Sidor, los balances son negativos: decayeron los beneficios laborales y la producción se contrajo en más de 90%

PUERTO ORDAZ – Hoy a 10 años de la reestatización de Sidor, los balances son negativos, decayeron los beneficios laborales y la producción se contrajo en más de 90%, situación que desde 2014 llevó a la quiebra contable a una de las siderúrgicas más importante de Venezuela y América Latina.

Una crisis laboral por desacuerdo entre los trabajadores que duró más de 15 meses, indujo al Gobierno del ex presidente Hugo Chávez en 2008 a devolver a manos estadales la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), la cual había sido privatizada en 1998 y entregada a la compañía argentina Ternium.

Durante la gestión privada la compañía vivió un positivo aumento en producción en la que alcanzó 4,3 millones de toneladas de acero líquido. Sin embargo, en la actualidad, la empresa apenas produce 309.106 del metal según cifras al cierre de 2017, y las áreas de producción están detenidas o en operaciones mínimas.

Los datos financieros de la década de Sidor en manos privadas muestran cómo subió a la cima del negocio siderúrgico y abasteció eficiente al mercado local con cifras récords de 2,5 millones de toneladas de acero, inversiones millonarias para modernización y automatización de plantas, capacitación de recurso humano y un incremento histórico de producción de 2,9 a 4,3 millones de toneladas de acero líquido, que posicionó a la compañía entre las más competitivas.

El 30 de abril de 2008 bajo el discurso de “vamos a transformar la siderúrgica en una empresa socialista, del Estado socialista, de los trabajadores socialistas, para impulsar la revolución bolivariana”, el presidente Hugo Chávez firmó el decreto de nacionalización y, el 12 de mayo, fue publicado el decreto Nº 6.058 de la Presidencia de la República, mediante el cual se declaró de utilidad pública e interés social las actividades de la industria, sus empresas filiales y afiliadas.

Gremios vieron con preocupación que en medio de una difícil negociación laboral, se tomara esa determinación que no aporta a la solución del conflicto y pudiera afectar las inversiones privadas internacionales y comprometer los recursos del Estado que pudiesen ser utilizados en nuevas inversiones en la industria básica nacional.

Hoy los números indican un retroceso de 92,8% de la producción de acero líquido durante la última década, pasando de 4,3 millones de toneladas en 2007 a 309.106 toneladas para diciembre de 2017.

Las áreas de producción están detenidas u operan a su mínima capacidad y es notorio el ausentismo laboral (estimado en 70%) debido a las fallas del transporte (a pesar que la nómina se triplicó) y por la falta de flujo de caja de la industria.

Durante  el primer trimestre del 2018, la Acería de Planchones siguió paralizada y la de Palanquillas marchó lentamente y en los dos meses que tuvo actividad operó a 3,03% de su capacidad instalada. El Tren de Barras y Alambrón operaron a 7,2% y 5,6%, respectivamente. La planta de pellas fue la única que superó la barrera del 10% con un ritmo de 11,05% en los primeros tres meses del año, de acuerdo con información publicada en el Correo del Caroní.

Alfredo Rivas Lairet, quien fue presidente de la siderúrgica de 1996 a 1998, afirmó que la caída en la producción obedece a la falta de una dirección clave ya que la empresa ha estado en manos de gente que no sabe del negocio; no hay suficiente generación de electricidad y tampoco se dispone de la inversión requerida para el mantenimiento, repuestos y actualización de equipos.

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