CARACAS – Chevron, la petrolera norteamericana, evalúa cesar sus operaciones en Venezuela y según fuentes al diario Wall Street Journal, los ejecutivos están debatiendo si ha llegado el momento de salir del país.
Al parecer, el dilema de Chevron se centra tanto en el aspecto moral como comercial, pues la compañía sabe que una retirada podría desencadenar un colapso de las finanzas del gobierno venezolano, ya que una parte significativa de sus escasos ingresos en moneda dura proviene de operaciones conjuntas con Chevron.
Por otra parte, la empresa está evaluando “el riesgo de dañar su reputación al ser vista como un apoyo a un régimen autoritario sancionado por el gobierno de los Estados Unidos”.
Los dirigentes de la petrolera, al analizar factores como retrasos en los pagos, las exigencias de participación de los trabajadores en marchas chavistas y la vinculación de la empresa con actos de corrupción, así como la detención de dos de sus ejecutivos en el país, presumen que la situación pudiera empeorar.
Por otra parte y de acuerdo con proyecciones de GlobalData, los campos petroleros están envejeciendo y, a menos que se abran más reservas, el trabajo de Chevron en Venezuela está destinado a agotarse en menos de cinco años.
Asimismo, según citó el Wall Street Jornal, el panorama venezolano se ha complicado luego que la empresa perdiera dinero en el país entre los años 2015 y 2017, a pesar que este año las ganancias han sido modestas debido a la mejora de los precios del crudo.
Comprometida por casi 100 años
Chevron es uno de los mayores inversionistas extranjeros en Venezuela, afirmó Isabel Ordoñez, vocera de la firma a Wall Street Jornal, y destacó que la petrolera ha permanecido comprometida con Venezuela por casi 100 años.
Petropiar es la empresa mixta de Pdvsa con Chevron, en la cual la compañía norteamericana tiene 30% de las acciones. Su producción es de unos 146.600 barriles diarios al cierre de 2017, de acuerdo con información de la Oficina de Energía de EEUU (EIA).
Cabe recordar que Chevron fue la única de las tres grandes empresas estadounidenses que se quedó en el país luego de que el gobierno de Hugo Chávez revirtiera la Apertura Petrolera de su predecesor, Rafael Caldera, en 2006 y las empresas fueran expropiadas u obligadas a establecer un sistema mixto con el Estado manteniendo una participación accionaria minoritaria, según publicó Banca y Negocios.
