Whom we shall welcome (A quienes debemos acoger), di Danielle Battisti

La copertina del libro “Whom we shall welcome" (A quienes debemos acoger) de Danielle Battisti.
La copertina del libro “Whom we shall welcome" (A quienes debemos acoger) de Danielle Battisti.

Por Mary Elizabeth Brown, Ph.D

Cómo los Italo-Americanos Ayudaron a Recibir Otros Migrantes.

En 1783 el inmigrante irlandés Joshua Holmes, escribió para felicitar a George Washington por alcanzar una meta que Holmes también buscaba: Libertad de la colonización inglesa. Washington le respondió que: “América está abierta a recibir… los oprimidos y perseguidos de todas las Naciones y Religiones, a quienes debemos acoger….”

Danielle Battisti usó las palabras de Washington “Whom We Shall Welcome” (A Quienes Debemos Acoger) para titular su libro sobre cómo los Italo-Americanos ayudaron a restablecer la visión de Washington. El sub-título es: Italo-Americanos y la Reforma Inmigratoria, 1945-1965, pero la historia inicia en 1920, cuando el Congreso asignó a cada país europeo una “cuota” de visas. Los italianos y los europeos del este se vieron recortados, sobre la teoría que debido a que sus grupos étnicos no estaban representados entre los Padres Fundadores, ellos probablemente no podrían generar buenos americanos.

Juzgando por sus habilidades políticas, los inmigrantes italianos hicieron excelentes americanos. En 1952, el Congreso confirmó su compromiso a las cuotas nacionales, pasando el Acta McCarren-Walter. Los Italo-Americanos organizaron el Comité Americano por la Migración Italiana (ACIM – American Committee for Italian Migration) quienes asistían a los migrantes italianos y también presionó para cambiar esa ley.

Cómo los Italo-Americanos contribuyeron a la reforma de inmigración de 1965 es también una historia del Santo Rosario. Battisti menciona al Dr. Nicholas M. Petruzelli, un parroquiano activo de los Hijos de Italia, quienes organizaban apoyo por la reforma migratoria. Ella también describe el trabajo del Padre Caesar Donanzan como director ejecutivo del ACIM desde el 1953 al 1964.

Mayormente, sin embargo, Battisti analiza los argumentos que los Italo-Americanos hicieron por su causa. Al inicio, los Italo-Americanos argumentaron que la migración italiana ayudó a estabilizar Italia, reduciendo la amenaza del comunismo en ese país. Este argumento en particular perdió poder cuando el comunismo italiano dejó de ser una amenaza. También contenía una sutil crítica poco halagadora a los italianos. El ACIM argumentaba que los italianos eran “comunistas de estómago,” tan pobres que votarían por cualquiera que les prometiera mejorar su situación. Battista argumenta que hizo que sonara como si los italianos eran inconscientes de los problemas filosóficos involucrados. Si lo pensamos, describiendo a los italianos como dispuestos a cambiar la libertad por la seguridad, no era el mejor argumento para su potencial como ciudadanos americanos.

Para 1960, los Italo-Americanos aumentaron la presión argumentando que el Acta McCarran limitaba la migración familiar. Este argumento está reflejado en la enseñanza moral católica, pero también contenía una trampa. Debido a que la mayoría de los miembros de una familia comparten la misma etnicidad, la migración familiar jugó en las manos de los racistas, quienes estaban dispuestos a permitir a los italianos tener un poco más de visas, sobre la teoría que al menos eso continuaría el dominio de la migración europea.

Battisti es parte de esta historia. Sus abuelos migraron de Frosinone en 1950. Su libro, sin embargo, no es tanto sobre inmigrantes sino sobre las leyes que hicieron la migración posible.

Es una lectura provocadora de pensamiento para aquellos interesados en las políticas migratorias y la ley de migración. Es un producto de la Fordham University Press, y disponible a la venta online y en librerías.

 

Lascia un commento