La horma del calzado se adapta a la crisis venezolana

CARACAS- Siguiendo los pasos de muchos emigrantes, Pietro Valente salió de Italia por la crisis económica que siguió a la Segunda Guerra Mundial. Su pueblo natal es la provincia Di Salerno,un lugar en el cual el futuro de los jóvenes se vislumbraba nada bien.

Las personas hablaban del “sueño americano”, así que Pietro Valente subió a un barco y escogió a Venezuela como destino final. Otros emigraron a Argentina, Brasil, Canada y Estados Unidos.

Lo primero que le impactó al llegar a Venezuela fue el trato de la gente en el país. Cuando llegó al puerto de la Guiara con tres compañeros de viaje, “en el camino se toparon con un caserío y una señora los invitó a entrar a su casa y les dio de comer”

– Eso marcó a mi padre – comenta Ronald Valente.

Ahí comenzó el amor de Pietro por Venezuela quien “todo lo que tiene lo hizo en este país”. En Italia trabajaba cortando madera como talador, porque hacía las “traversas” de las vías de los trenes. Al llegar a Venezuela buscó un oficio similar, pero lo más parecido que encontró fue un trabajo manejando la sierra en una carnicería de portugueses.

Posteriormente consiguió empleo en una fábrica de hormas para zapatos, “que era peopiedad de mi abuelo materno”. Llegó antes ¡ a Venezuela porque ya habían unos italianos zapateros instalados en el país y comenzaba el auge de las empresas del calzado. Se necesitaban hormas para fabricar zapatos y por supuesto, un hormero.

– Es cuando mi padre termina siendo obrero de mi abuelo – comenta Valente – Así conoce a la única hija hembra del jefe, la enamora, se casan y permanece trabajando en la fábrica. Hormas Cima- continúa – surge hace 51 años como empresa gracias a un proyecto que le ofreció un paisano a Pietro. La horma en aquella época era de madera, él conocía el noble material por su trabajo de talador. Comenzó aprendiendo técnicas y siguiendo el mundo de la moda italiana, lo que fue sencillo, pues este mercado era liderado por la colonia mediterránea en el país.

La horma, explica el empresario, es la espina dorsal del calzado, las personas pueden acordarse de unos zapatos “porque le gusten o no le hagan daño pero siempre se va acordar de la marca del zapato que le molesta”.

– La diferenciade la hace la horma – señala -. Por eso es muy importante ya que  se conjuga la anatomía del pie con la moda del momento.

Posteriormente Pietro también creó una fábrica de tacones, otra de suelas y una de zapatos. Al fallecer, cada hijo se quedó con una empresa diferente manteniendo los negocios familiares.

– Desde hace diez años – nos dice Valente – administro la empresa de hormas. Los primeros 4 años estuve muy pegado a mi papá,  aprendiendo todos los secretos del oficio. Esas cosas que él también tuvo que aprender de otros. Su maestro fue mi abuelo materno.

Hay un momento que la horma cambia de la madera al plástico. La materia prima es nacional, pero todos los complementos de fabricación que la constituyen son de origen italiano, las maquinarias también fueron importadas de Italia, por lo cual se sigue manteniendo esa tradición.

Crear y evolucionar

Debido a la crisis, la empresa se ha visto en la obligación de reducir al mínimo el personal para asegurar la calidad de los productos. Asimismo, se han mantenido algunos empleados desde el inicio de la fábrica.  Se han vuelto especialistas en su trabajo y ya son parte de la familia.

En los últimos años no ha sido fácil mantenerse en el mercado porque las contracciones hacen que las  cosas no funcionen como deberían. El sector calzado tiene 6 años muy “golpeado”.

– Se emplean más de 23 materias primas diferentes – explica -. En este momento todas son  muy difícil de conseguir.

Muchas empresas han cerrado. Somos la más importante en este rubro. Mantenemos una buena cartera de clientes, porque se sigue ofreciendo la misma calidad y el mismo servicio. Sin embargo, hemos tenido que salir a buscar más clientes, sobre todo en la zona de frontera con Colombia. El día que no se pueda mantener la calidad del producto, la empresa cerrará. Seguimos importando la materia prima de Italia, porque no hemos perdido el contacto con nuestro origen.

Afirma que nuestra comunidad sigue dominando el mercado de la manufactura del calzado, aunque los árabes también han crecido en este oficio.

– Todo pasa, nada se queda, hay que tener fe en Dios y confianza – concluye Valente con confianza-.  Este país nos ha dado muchas cosas y las seguirá dando. Estoy convencido de que va a ser así.

María Elvira Bargiela

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