Tiziana Polesel una empresaria que no olvida sus orígenes

CARACAS – Tiziana Polesel, reconocida empresaria, profesora y gremialista, ha seguido el legado de su papá en los negocios, quien desde muy joven le enseñó entre los principios básicos de llevar una empresa que, cuando algo falla generalmente es el proceso y no la persona, por lo que es importante siempre analizar primero el proceso y luego al trabajador.

Pero ser hija de Edo Polesel, es una gran responsabilidad, sobre todo por la importante labor que ha dejado este notorio empresario en los gremios y sectores productivos y comerciales de Venezuela.

Tiziana, descendiente de inmigrantes italianos pero nacida en Venezuela, relató para la Voce d´Italia cómo se inició en la actividad laboral, al empezar a trabajar desde muy joven, en la empresa familiar de venta de repuestos para camiones, siendo aún estudiante de bachillerato, incluso, su papá tuvo que firmar un permiso para que la metieran oficialmente en la nómina dado que era menor de edad.

Para esa época (hace 40 años), el negocio tenía una comunidad muy importante de clientes, pues los camioneros y mecánicos era un sector dominado por los italianos.

“Allí fue el primer contacto real que tuve con la comunidad italiana y era interesante, por lo que  agradecí mucho que me hablaran siempre italiano, porque el español lo aprenderíamos en la escuela, y eso se lo agradeceré por siempre a mamá “.

“Las empresa era de mi papá Edo Polesel y los hermanos Ianoto. Requieca es una hija de una empresa de transporte muy importante de aquel entonces llamada Transportes Saet, pero el  inicio de Requieca fue bajo los accionistas Lázaro Fontanesi y los hermanos Ianoto y mi papá entró después. Las cosas cambiaron, hubo una evolución, se separaron por tipo de negocios y hasta el día de hoy la empresa es de la familia Polesel, de mi papá y hermanos y son casi 60 años”, relató-.

Comentó la también periodista que, durante seis décadas han pasado muchas cosas y ha tenido que reconducirse el negocio y regresar prácticamente a los inicios, debido a la crisis de los últimos 20 años, tiempo en que se ha disminuido el transporte, la productividad y eso los ha afectado, pero en sus mejores momentos, llegaron a tener un número importante de sucursales que han tenido que compactarse por la situación local, la cual los ha obligado a tomar medidas para no tener que cerrar, adaptándose y esperando que pase el temporal.

Explicó que en los procesos internos han realizado cambios y se apoyan en otras empresas, es decir que la tercerización es parte del negocio para ser más eficientes, al igual que el abastecimiento de sus productos por importación directa o mediante la compra a mayoristas locales.

Señaló Polesel que se las han ingeniado para atender a los clientes, pero no siempre lo pueden hacer porque hay factores que inciden y hacen que el sector de repuestos para camiones también se complique, a lo que se suma la falta de recursos humanos especializados, y  las dificultades que enfrentan los trabajadores para llegar a sus puestos de trabajo, en fin,  hay un desgaste muy grande que no permite mantener los estándares de calidad para vivir normal como en cualquier parte del mundo.

“Éramos una empresa mediana pero la reducción de puntos de venta nos ha llevado a ser ahora una pequeña y tuvimos que cerrar sucursales por la falta de recursos humanos y por la reducción de los puntos de ventas. Pero procuramos rescatar a esas personas que están con nosotros trabajando, quienes a pesar de las angustias, quieren seguir y resistir, porque son quienes nos dan ánimo” –indicó.

Dijo que actualmente Requieca cuenta con alrededor de 90 empleados y poseen sucursales en Valencia, San Cristóbal, Maracaibo, El Tigre y Caracas y son negocios netamente comerciales para venta de repuestos. En otros tiempos fueron ensambladora para plantas eléctricas y motores pero esa área tuvieron que cerrarla y regresar a los orígenes y concentrarse en  una sola, intentando mantenerse y que “no entre agua al barco”.

Grandes enseñanzas

Tiziana quien es la gerente de mercadeo de la compañía, apuntó que su padre, Eddo Polessel asiste diariamente a la empresa  y es quien les da ánimo a todos, es muy centrado y está pendiente de la estructura de costo de la compañía. “Es quien nos saca de las angustias que tenemos y nos recoge de alguna manera; él nos recuerda que de ésta también vamos a salir, porque evidentemente en 60 años de historia hemos tenido altos y bajos aunque esta es una de las crisis más severas, nos recuerda que ya hemos superado otros momentos también duros”.

La gremialista, quien también es presidenta de Cedice Libertad, comentó que ha aprendido muchas cosas de su padre, quien le enseñó que “en desolación no se hacen mudanzas” , porque cuando se está agobiado no se deben tomar decisiones y partiendo de esa base, dice que primero hay que reposar.

“Mi padre es una persona que ha delegado mucho pero es una figura de referencia importante y operativo,  porque siempre mantiene las cosas muy claves. Aunque revisa la hora de salida del personal, mantiene la calidad humana, cosas que hemos sostenido siempre dentro de la empresa, junto a la transparencia en los procesos internos y principios básicos”.

Cinco legados

Entre las cosas más importantes que le ha enseñado su padre, la empresaria detalló varias cosas que le han servido para enfrentar la vida, ellas son:

“Haberme sembrado la semillita de la participación en los gremios”, porque siempre decía que si yo quería que las cosas cambiaran tenía que participar en los pilares y las columnas que sostienen al sistema democrático e involucrarse, no es suficiente ni trabajar solo para las empresas, y se refería a los gremios y asociaciones donde estábamos implicados. Si uno quiere realmente aprender de los  gremios y ser dirigente empresarial, debe tenerlos al lado como compañero.

Trabajar en docencia, porque como afirma siempre Eddo Polesel, dar clase para retribuirle a la educación lo que uno aprende, es retribuir y dejar tu legado.

No olvidar los orígenes. “Papá siempre se ha sentido orgulloso de ser venezolano y es un venezolano nacido en Italia, pero siempre recuerda que no debemos olvidar de dónde venimos y eso a mí me ha hecho sentir también orgullosa. Mi mamá nació en Roma y mi papá en la provincia de Pordenode, pero ellos se conocieron en Venezuela, por ello recordar las raíces es siempre primordial”.

El ejemplo de familia y eso lo destaca la entrevistada, quien afirmó no haber visto nunca escenas en su casa, o discusiones entre sus padres, porque siempre tuvieron claro quién mandaba en la casa. “Eso nos lo inculcaron desde pequeños- destacó-, por lo que nunca hubo escenas ni peleas y menos por dinero”.

Por último, mencionó que la “gran enseñanza fueron los principios de libertad y mucho tiempo después fue que me di cuenta el profundo  sentido que tiene a libertad en cosas simples, como por ejemplo estudiar lo que uno decida. En ningún momento mis padres nos impusieron nada ni se metieron con muestras vida, porque la gente debe tener libertad de vestirse y ser como quiera. Siempre había una enseñanza del ejercicio de la libertad para uno tomar decisiones que nos hacían asumir responsabilidades”.

Relaciones de calidad

Polesel mencionó que toda su familia está en Italia y en Venezuela siempre fue una familia muy pequeña (ellos y sus tíos), de manera que hubo cosas que prendió con sus amigos venezolanos y  hubo relaciones que no tuvo, como por ejemplo con sus abuelos, pero haber tenido muy contado el tiempo con ellos hizo que  la relación fuera muy cálida e intensa, porque solo los veía cuando viajaba a Italia, y cuando estaba allá había un esquema y todos los recuerdos son bonitos.

“Los viajes a Italia eran muy intensos, las visitas eran fuertes actividades y siempre se preocuparon de que cuando fuéramos Italia conociéramos una región distinta, y la conozco bastante bien gracias a mis padres, porque el conocimiento no fue sólo turístico, sino de cultura para que nunca perdiéramos en vínculo, por ello el orgullo y el sentirme bien estando allá, aunque no sé si viviría en Italia” destacó-.

Precisó que su madre siempre hacía algunas comidas típicas, por ello lleva arraigada las tradiciones de la comida en familia, las cuales mantiene muchísimo. “En mi casa no falta un panettone en diciembre, y siento que hemos sido una de las tantas familias en Venezuela que ha tenido y mantenido esas tradiciones bonitas y las hemos plantado aquí creando una mezcla cultural interesante”.

“Disfruto mucho ir a Italia y conversar los familiares, porque las relaciones de las familias inmigrantes son de calidad no de cantidad, claro me hubiera gustado más contacto con mi familia, pero así fue” –puntualizó.

Letizia Buttarello

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