Eduardo Sanabria (Edo): “La censura ha sido brutal”

EDO Sanabria. Ilustrador, caricaturista, artista visual venezolano.

MADRID – “Historieta de Venezuela: De Macuro a Maduro”. Un título, para un libro, que podría llevar a engaño. De hecho, no se trata realmente de una “historieta”. Tal vez podríamos hablar de una “historia fabulada” de nuestro país. Pero, tampoco lo es, ya que respeta el rigor histórico y deja poco margen para la imaginación. En resumen, se trata de la historia de Venezuela, desde la llegada de Cristóbal Colón hasta la presidencia de Nicolás Maduro, contada en formato comics.

Un trabajo serio que destila ironía, sarcasmo, humorismo. Laureano Márquez y Eduardo Sanabria se cuidaron mucho en no caer en la trampa de la imaginación, afincándose en la historiografía. Un libro escrito a cuatro manos: por una lado un artista del humor gráfico y por el otro un maestro del ensayo de humor. La “Voce” conversó con Eduardo Sanabria, mejor conocido por su nombre artístico “Edo”, sobre la obra y mucho más.

– Laureano Márquez y Eduardo Sanabria, dos humoristas con personalidades muy distintas. ¿Cómo hicieron para trabajar juntos?

– No fue fácil, no lo niego – confiesa Sanabria con una sonrisa -. Laureano viene de la escritura, de texto como tal. Tiene una manera peculiar de trabajarlo. En cambio, yo vengo del humor gráfico, aun cuando también he hecho algunos comics. Y  hacer cómics – precisa – es distinto. Lo primero que hicimos – relata – fue un esquema de cuántas páginas iba a tener el libro. Nos creamos una especie de camisa de fuerza, de límite que, por supuesto, sabíamos que no íbamos a respetar. No del todo. Decidimos no pasar de las 170 páginas. Entonces, a cada evento histórico les asignamos una cantidad de páginas. En otras palabras, construimos la estructura, el esqueleto. Luego nos sentamos a conversar sobre cada etapa. Por ejemplo – nos dice -, la etapa de Carlos Andrés Pérez. Subrayamos los aspectos más relevantes que la caracterizaron.

El rigor histórico

Habla con entusiasmo controlado. “Historieta de Venezuela, de Macuto a Maduro” también es una creatura suya. Una obra que, al igual que a Laureano Márquez, demandó tiempo, mucho esfuerzo y tanta creatividad. Comenta que su tarea fue darle a cada página el formato del comics: “dividir en cuadros y en globo”. El texto pasaba a Laureano Márquez para que lo revisara y le hiciera las correcciones que consideraba pertinentes.

– Entonces, elaboraba el arte final y lo proponía para su aprobación – continúa -. Con el tiempo, Laureano aprendió a pensar en “imágenes” y yo a pensar en “textos”. Muchas veces Laureano me preguntaba: ¿qué pasa si a esta imagen le ponemos este texto? O yo le comentaba si era posible ser más contundente. Así fue como empezamos a compenetrarnos en la hechura del libro.

Explica  que “hacer comics es completamente distinto que redactar una novela, un libro”.

– Hay que pensar en planos,  en cuadros – precisa -. Y no sólo eso. Hay que especular sobre qué chiste puede decir esa persona. Eso implica un trabajo adicional.

– ¿Cómo definiría este libro? ¿Lo consideran una historia fabulada?

Ni niega, ni confirma; pero, precisa:

– Se ha mantenido un rigor histórico. No se inventaron hechos ni fechas. ¿Cómo fue la llegada de Cristóbal Colón? ¿Cómo, la conquista? ¿Cómo, la lucha de Simón Bolívar por la Gran Colombia? Fechas y hechos se respetaron. Sin embargo, por qué no, hay un poquito de fábula. Por ejemplos, hay licencias que nos tomamos. Cuando Simón Bolívar, acompañado por Andrés Bello, busca a Francisco de Miranda… Francisco de Miranda siempre ha tenido fama de seductor, de Casanova. Entonces, nos lo imaginamos conversando con Simón Bolívar mientras, en una bañera, es acompañado por dos mujeres. Eso pudo haber pasado. Pero –asegura -, la historia que contamos tiene sus fechas y las respetamos. Es lineal, hasta la dictadura de Maduro.

Cero tolerancia

En Venezuela, a los diario críticos con el Gobierno le ha sido negado el papel. A las televisoras que denunciaban los desmanes del poder no le ha sido renovada la concesión para su señal de emisión abierta. Muchas emisoras de radio han sido cerradas. En general, a la prensa, escrita o audiovisual, se le ha hecho cuesta arriba. La pregunta, por ende, es obligada.

– Tu sátira es a través de las imágenes. Antes, en la “Cuarta República”, se podía ironizar. Había cierto grado de libertad. El mundo político toleraba las críticas y el humor, la sátira y la ironía. Recuerdo el programa televisivo “Radio Rochela”. Nadie, ningún político, estaba exento de su sarcasmo de sus dardos. ¿Todavía es así o se ha perdido el humor?

– Creo que hoy hay casi cero tolerancia– afirma con un dejo de amargura y añoranza -. Recordaste “Radio Rochela”; nosotros lo citamos en el libro. Laureano trabajó en él. Ese programa tenía unos 50 años ininterrumpidos al aíre. Desapareció cuando cerraron RCTV.

Nos dice que el humor ha sido desterrado de la televisión y de la radio venezolana y que los caricaturistas ya no tienen cabida  en los periódicos.

– Bueno – constata  -, también es verdad que los periódicos impresos dejaron de circular. La censura ha sido brutal. Quienes gobiernan saben que el humor, en cuanto tal, es un bálsamo. También, que puedes decir cosas que no se expresan en un artículo.

Admite que “todavía queda ese resquicio que son las redes sociales”. Pero, precisa, “su penetración no es tan grande”.

– No lo es – explica – porque la mayoría de los venezolanos no tiene acceso a las redes sociales.  Digamos que los gobiernos de antes eran más tolerantes. Por ejemplo, no era extraño otorgar un Premio Nacional de Periodismo a quién era considerado crítico del gobierno de turno. Ahora, ya no es así. Para ganar ese premio tienes que simpatizar con el gobierno; ser filogobernativo. El “chavismo”, de alguna manera, siempre ha instaurado paralelismos. ¿Hay un gremio periodístico que cuestiona el gobierno? El chavismo crea otro que lo defiende. El humor no escapa a ese fenómeno. Puedo asegurar que no hay nada, o casi nada de humor en este gobierno.

Eduardo Sanabria y Laureano Márquez

– ¿Cómo se hace para expresar una idea con una imagen? Una caricatura, muchas veces, dice más que mil palabras.

– Es un trabajo difícil  – admite -. Es como cuando en el bachillerato te mandaban a leer un texto muy extenso y te pedían resumirlo en un párrafo. Tenías que economizar las palabras. El humor gráfico es eso. Resumir una situación que todo el mundo conoce; llevarla a una sola imagen. Pedro León Zapata nos dejó una gran enseñanza. Fue siempre enemigo de lo obvio.

– ¿Cuánto tiempo dedicas… cuánto tiempo necesitas para pensar y dibujar una caricatura?

– Es cuestión de experiencia – confiesa -. Vas creando códigos. Pero, aun así, a veces te bloqueas.

– ¿Cómo evitar  lo chabacano y las posturas radicales?

Duda. Se piensa la respuesta. Nos dice:

– Es un reto. Publicar una caricatura encierra una responsabilidad. Tienes seguidores que valoran y respetan tu opinión. Trato de evitar lo chabacano. Vuelvo al ejemplo de Zapata. Creo que logras mucho más prescindiendo de esos elementos que a veces son los primeros que vienen a la cabeza.

Trascender en el tiempo

Diario, periódicos, redes sociales y libros. Medios distintos, con sus propias características. En particular, la inmediatez y la durabilidad, tan diferentes como el día y la noche. Por eso preguntamos:

– Toda caricatura varía de acuerdo al medio en el cual se publica. ¿Cuáles son las diferencias a tomar en cuenta cuando se dibuja caricaturas para un libro?

– Hay una diferencia importante – admite -. En un libro, tienes que pensar mucho en los elementos que van a pasar desapercibido. Además, tienes que tomar en cuenta que la vida del libro será de unos dos o tres años. Por lo tanto, es imprescindible que tenga elementos perdurables en el tiempo… que trasciendan en el tiempo… que la gente pueda recordar.

– A veces una caricatura es mejor que un editorial. ¿Hay sensibilidad hacia la caricatura como medio de expresión y de comunicación?

– Por supuesto – asegura -. Fíjate. Las redes sociales lo han cambiado todo. Hace poco, despidieron a un caricaturista en Canadá porque publicó una caricatura Trump.

Nos dice que la foto de los cuerpos sin vida de un hombre y su pequeña hija en la orilla de un río en la frontera mexicana se volvió viral. E inspiró al caricaturista canadiense Michel de Adder. Este, en su polémico dibujo, presenta al presidente Trump, con sus palos de golf, al lado de dos migrantes ahogados en la frontera, un hombre y un niño. Trump le pregunta: “¿Le importa si juego”?

– Se supone que fue la razón por la cual el periódico, es lo que alegan los caricaturistas – añade -, despidió al caricaturista. Pues, claro, el periódico lo niega rotundamente. Otro ejemplo… El New York Times anunció que ya no publicará caricaturas en la edición internacional. Dos semanas antes había publicado una ridiculizando al presidente estadounidense Donald Trump.

Sanabria se refiere a la caricatura en la cual se retrata a un Donald Trump ciego y con una kipá en la cabeza guiado por el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, caricaturizado como perro de lazarillo.

-Era una caricatura, pero… La caricatura puede tener ese impacto – afirma -. Y, ahora, puede tenerlo más por el efecto viral en las redes. Los periódicos, así como nosotros los conocíamos, con su editorial, su mancheta, sus artículos de opinión han sido suplantados. Los reemplazaron las redes sociales; lo viral. Y eso ya nadie lo determina, nadie lo controla.

El fenómeno, en opinión del entrevistado, tiene aspectos positivos y otros negativos. Entre estos últimos está la imposibilidad de monetizar el trabajo del caricaturista.

Las redes sociales, la inmediatez ha dado un vuelco al trabajo de periodistas y caricaturistas. El numero cada vez mayor de periódicos que cierran sus ediciones en papel, lo ha transformado.

– ¿Cómo te estás reinventando?

-En mi caso  – explica -, hace unos 10 años comencé a experimentar con el arte plástico, partiendo de la caricatura tradicional. Me planteé llevar la caricatura a otro plano. Me propuse una meta: hacer exposiciones de caricaturas sin temas políticos. Empecé en la “Alianza Francesa” en Caracas. Gustaron. Comenzaron a contactarme y a comprarme las obras a través de la red. Eso, al sol de hoy, me paga el alquiler.

Explica que “seccionó” sus redes sociales: Istagram para el tema plástico, twitter para el humor gráfico político.

– ¿Y los libros? – preguntamos refiriéndonos a “La Historieta Gráfica de Venezuela”

– Con el libro no haces dinero – asegura tajante -. Es difícil, es muy complicado. Laureano y yo optamos por publicar sin contar con el techo de una editorial. Todo lo gestionamos nosotros. Es una manera para obtener alguna ganancia. El libro nos paga las giras. No ganamos, pero tampoco perdemos. Y además nos proyecta como imagen.

Luego admite con amargura:

– El humor gráfico  como tal, a estas alturas, ya no te da un retorno económico.

– ¿Cuál es el futuro del humor político trasladado a las caricaturas?

– Ni siquiera hablaría de futuro – nos corrige -. Es el presente. Creo que hay que buscar apoyo en las redes para sobrevivir en este campo, para diversificar. Eres un humorista, caricaturista gráfico y no tienen un periódico que te publique ¿Qué haces? Bueno, comienzas a publicar tus mismo. No se si “Charles Ebdo” tiene algún financiamiento o si se gestiona con la venta del suplemento. La publicidad siempre ha estado reñida con la caricatura. Hoy todos está en la web. Los periódicos tienen que auto-gestionarse ya que Amazon e Google se han adueñado de toda las publicidades. Con lo que pagabas antes para una inserción publicitaria en una página de periódico, hoy financias un año de publicidad en Google. Y hasta ahorras algo. Los periódicos ya no tienen ingreso, no tienen con qué pagarle a los periodistas y a los caricaturistas. Por eso, hay que reinventarse.

Asegura que las redes no mataron ni el humor ni el periodismo. En su opinión siempre existirán, aún cuando no en papel.

– ¿Cómo les afecta la inmediatez y las “fake-news” que circulan en las redes?

– La inmediatez nos afecta, claro – admite -. Antes, teníamos tiempo para digerir los hechos y dibujar una caricatura. Ahora ya no. Hay noticias que pierden actualidad en pocas horas o en minutos.

Respecto de las “fake news” nos dice que el humor gráfico debe tener mucho cuidado.

– ¿Qué hace que una tira cómica, como por ejemplo Mafalda, perdure en el tiempo… no pierda actualidad?

– Hay elementos con los  que puedes trabajar y que persisten siempre – explica -. Por ejemplo, la inflación, la corrupción… La caricatura tiene vigencia porque son vigentes los temas que trata. No sabes cuándo una caricatura pueda tener éxito, como no sabes si una canción lo pueda tener. Simplemente dibujas o compones. A veces pienso que la caricatura es un poco floja y en cambio gusta. Al contrario, puedo estar seguro que una caricatura será viral y, en cambio, no pasar nada… Hay lugares comunes, que si lo tratas bien se mantienen en el tiempo.

Para concluir, nos dice que el libro puede adquirirse a través de Amazon, tanto en Estados Unidos como en España.  En Venezuela, precisa, está siendo comercializado por “Tecniciencia” y una parte de los ingresos derivados de la venta se destina a  la Fundación SenosAyuda y a la Fundación de Beca de la Universidad Católica Andrés Bello.

Mauro Bafile