“Pastichos y pizzas” la especialidad de Valentino

CARACAS – Como parte de la las costumbres italianas la dieta mediterránea llegó a Venezuela, y en Caracas Francesco Valentino mantiene encendido los fogones para elaborar sus recetas en un nuevo emprendimiento que desarrolla en la cocina de Bodebar.

Para este emprendedor, cocinar le ofrece la posibilidad de sobrevivir debido a la situación que atraviesa Venezuela en un contexto de crisis sanitaria, económica y política.

Y aunque el oficio de preparar comida siempre le ha gustado, su nuevo proyecto le ha permitido incursionar en un mercado competido que le está ofreciendo interesantes resultados por su esfuerzo y constancia, además de darle grandes satisfacciones.

“Lo que más me gusta de mi trabajo es cuando presento un plato y el comensal lo degusta, es tener el feedback de la gente, que me diga muy bueno su plato,  que sabroso”, dijo en entrevista a la Voce d´ Italia.

Comentó que cuando algunos clientes critican sus platos de forma positiva, es cuando pone más empeño para perfeccionar las recetas, “ya que es difícil agradar a todos los paladares”.

El restaurante que actualmente maneja está ubicado en Altamira Sur, Caracas, y tiene habilitado un par de mesas en una terraza donde se puede comer a pesar de la cuarentena, “ofrecer comida es un buen negocio porque la gente siempre va a comer, ahora me va bien y antes de la pandemia estaba mejor, por lo que siempre estamos reinventándonos. Los clientes buscan un buen plato que lo satisfaga y aquí lo logramos porque nuestras porciones son generosas”, detalló.

Un día a la vez

La rutina de este emprendedor ítalo venezolano comienza con un buen desayuno  antes de entrar a la cocina. “Busco de primera mano los insumos porque ahora soy concesionario del restaurante, mis inicios fueron de empleado y ahora tengo esta oportunidad de inversión, de preparar los platos y venderlos. Trabajo con un porcentaje de 70% para mí y un 30% para el negocio, lo que ha hecho más interesante mi trabajo”.

Indicó que en este nuevo emprendimiento tiene una ganancia pequeña, pero va jugando con los números, abriendo camino.

El plato que más se vende es el pasticho de carne, “es el plato rey”. Otra especialidad es la pizza precocida para que la masa este crocante, luego le colocan los ingredientes y la vuelve a hornear según el gusto del cliente.

El menú es corto y limitado por el tema económico pero también ofrece hamburguesas de pollo y carne acompañadas con papas aliñadas y salsa tártara de la cual mantiene su secreto.

Indicó que el servicio de postres que preparaba se paralizó, “antes de la pandemia vendía caracolas, mitad crema pastelera y mitad nutella, canolis rellenos de crema y la sfogliatella (cola de langosta), pero estos dulces se hacen con cremas delicadas y se dejaron de elaborar por los momentos”.

Por supuesto que en la oferta del local no falta un buen café expresso y otras combinaciones realizadas por un barista, al igual que saludables infusiones.

Otros sabores, otras tierras

Valentino trabajó en Mérida casi 19 años como chef de cocina, pasó por empleos importantes en el Casino La Pedregosa, Aeropuerto de Mérida, Aeropuerto del Vigía, y ocupó puestos claves donde pudo desarrollar su cocina italiana, así como la española e internacional porque tuvo un maestro español “El tío Vargas” (fallecido) que le enseñó los platos tradicionales de la cocina ibérica como paellas, salpicones de mariscos y fideguá, eximiéndose en la preparación de las recetas.

Su gusto por la cocina lo heredó de su ascendencia italiana, específicamente de las recetas de su madre que aún cocina, “casi todas mis recetas son de ella”, dijo con orgullo. Dichas recetas las perfeccionó con estudios en el Centro Venezolano de Capacitación Gastronómica de las Mercedes. También  influyó su interés por este oficio el vivir cuatro años en el pueblo de su padre en Caserta, en la región de Nápoles.

Durante su estadía en Italia trabajó en una sala de fiestas tipo restaurante donde aprendió el arte de cocinar a la leña, a la vez que adquirió secretos de familia para realizar ciertos platos típicos del lugar.

Descendiente de emigrantes proveniente de la bota europea, refuerza las costumbres y rescata los menús tradicionales de sus padres, “gracias a ellos, mis hermanas y yo hemos mantenido la idiosincrasia que trajeron de sus pueblos natales, la crianza y los valores”, afirmó.

En cuanto a las tradiciones de sus progenitores, comentó que hay una usanza italiana que “muérase quien se muera, trabajes en lo que trabajes, los domingos, el almuerzo era sagrado en mi familia, nos reuníamos todos a comer”. Ahora él reúne a los comensales en su mesa.

Actitud positiva

Valentino manifestó que para inspirar a las personas que quieran cocinar les dice con mucho ánimo y optimismo que “la gente que consume tus creaciones debe sentirse y estar satisfechas con tu trabajo, con los sabores, con la sazón, con las combinaciones tu cocina”.

Este cocinero especialista en pastichos y pizzas aseguró a la Voce d´ Italia que sigue apostando por el país, “algún día se arreglara esto, solo hay que reinventarse para seguir adelante con los negocios”.

Finalmente, el entrevistado con ánimos de seguir creciendo, asomó la posibilidad de ampliar la carta a medida que las condiciones lo permitan, para así tener más variedad y balance de los platillos que ofrece.

María Elvira Bargiela

 

 

 

 

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