¿Otro mundo es posible?

Joe Biden giura come preisdente degli Stati Uniti sulla vecchia bibbia di famiglia sostenuta dalla moglie Jill, durante la cerimonia a Capitol Hill.Archivio.
Joe Biden giura come preisdente degli Stati Uniti sulla vecchia bibbia di famiglia sostenuta dalla moglie Jill, durante la cerimonia a Capitol Hill. Archivio., AFP/ Alex Wong

de Mariza Bafile

El recuerdo amargo de los cuatro años del Presidente Donald Trump empieza a diluirse y poco a poco vuelve la esperanza. Mientras el ex Jefe de Estado trata de resolver sus múltiples problemas personales, el gobierno de Joe Biden comienza a promover los cambios que esperan millones de norteamericanos.

En la Conferencia de Seguridad de Munich, que este año, a causa de la pandemia se desarrolló en videoconferencia, Joe Biden tranquilizó a los aliados europeos cambiando el slogan trumpiano American First por America is back.

Cumplió, así, la promesa hecha durante su campaña electoral. Norteamérica volvió para retomar el lugar que le corresponde en la lucha contra el cambio climático, para contrarrestar los movimientos populistas y antidemocráticos, para implementar nuevas políticas de inmigración basadas en la solidaridad y el respeto de los derechos humanos.

La decisión de crear un Ministerio para el Cambio Climático y haberlo puesto en manos de John Kerry es una señal inequívoca del nuevo rumbo que este gobierno quiere imprimir en materia ambiental. Kerry no solamente tiene la experiencia y las conexiones internacionales necesarias para desarrollar bien su trabajo, sino sobre todo una gran sensibilidad hacia estas problemáticas. Desde hace muchos años comparte con su esposa, Teresa Heinz, filántropa ambiental, una gran preocupación por el futuro del planeta. En un encuentro con el Secretario General de la ONU Antonio Guterres, John Kerry no solamente confirmó el regreso de su país a los Acuerdos de París, sino que pidió un mayor compromiso por parte de todos al fin de lograr resultados aún más ambiciosos.

Lo que nos genera mayores expectativas y esperanzas es el cambio que Biden promete imprimir en las leyes que regirán la inmigración y los refugiados. Dispuesto a poner fin a las decisiones inhumanas de la pasada administración, a solo un mes de su investidura, ya empiezan a verse las primeras aperturas. Biden volvió a establecer el derecho de asilo. Más de 70 mil inmigrantes están en espera de beneficiarse de ese derecho. En 2019 el entonces Presidente Trump implementó el Proceso de Protección de Migrantes (MPP), denominado coloquialmente “quédate en México”. Los solicitantes asilo fueron deportados a México en espera de que se estudiaran sus casos. En ese momento eran 56 mil y entre ellos había 16 mil niños. Durante todos estos meses tuvieron que vivir en condiciones infrahumanas, que se deterioraron ulteriormente a raíz de la pandemia y del frío de invierno. Paralelamente, el iter legal de las solicitudes se volvió mucho más complicado y lento. Para las miles de personas que habían llegado en busca de protección, el sueño americano se había transformado en una pesadilla cada día más dolorosa.

Ahora, serán las primeras en beneficiar de la nueva política de Biden en materia de inmigración. En una acción que las autoridades competentes desarrollarán con la colaboración del gobierno mexicano, ACNUR (Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados) y la OIM (Organización Internacional para las migraciones), los solicitantes de asilo podrán pedir el traslado a ciudades norteamericanas en las cuales tengan familiares o amigos dispuestos a recibirlos. Solo tendrán que llenar un formulario que se encuentra online en la plataforma Conecta. Tras una prueba de Covid, para descartar cualquier contagio, podrán salir del infierno en el cual estaban relegadas, entrar en el país y esperar que revisen sus documentos.

Es un primer gran paso que requerirá de tiempo y paciencia pero que finalmente ofrece una nueva esperanza a quien ya la había perdido.

La reforma migratoria que el Presidente Joe Biden prometió llevar adelante en su gobierno es mucho más amplia y compleja. Con una visión totalmente diferente de la de su predecesor, Biden no cree en muros sino en la ayuda a los países desde los cuales huyen los inmigrantes. No será fácil lograr su aprobación en el Congreso. Para evitar la obstrucción parlamentaria, deberá contar con el apoyo de 10 republicanos. Una meta difícil de alcanzar ya que todo lo que se refiere a inmigración está íntimamente ligado al pasado gobierno y sigue siendo un punto álgido para los republicanos.

Biden ya dejó entrever que, de no existir la posibilidad de aprobar el paquete de medidas en su conjunto, buscará otros caminos. Su larga experiencia en el poder le indicará cuáles. Lo más importante es que latinoamericanos y centroamericanos empiezan a ver una luz al final del túnel.

Es muy pronto para saberlo. Sin embargo, asoma la esperanza y nos preguntamos: ¿“otro mundo será realmente posible”?

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