La fallida investidura de Aragonès abre un periodo de incertidumbre

MADRID –Luego del fracaso de Pere Aragonès en su intento de investidura como presidente de la Generalitat, Cataluña está más cerca del precipicio de una repetición electoral, que quedaría fijada para el 12 de julio.

Oficialmente, tanto JxCAT como ERC como la CUP aseguran que no quieren volver a realizar elecciones. Pero los principales actores parecen empeñados en que así sea: JxCAT humillando al futuro presidente catalán; ERC negándose a buscar alternativas, ni siquiera con los comunes; y la CUP asegurando que, si cambian su preacuerdo, tendrán que votarlo de nuevo las bases.

Una nueva fecha es el 26 de mayo en que se disolvería el Parlament, pero todos aseguran que no se llegará a eso. Por su parte, la portavoz de JxCAT, Gemma Geis, manifestó en su intervención estar “segura de que no agotaremos los plazos establecidos”. Los de ERC se mostraban esperanzados en poder cerrar un acuerdo en tres semanas.

Algunos señalan a que el pacto está ajustado por los 200 altos cargos de JxCAT que cobran de la Generalitat y que han sido claves para montar el partido. Otros, por la imposibilidad de ERC para tener otros socios, algo que le increpó la líder de Podemos, Jèssica Albiach, a Aragonès en su réplica final: “Cuando todo salga mal, nosotros seguiremos aquí”.

En cuestión, se trata de una mixtura de diversas facciones que dirigen la negociación de manera distinta. Están estos altos cargos, pero también hay que contar con Waterloo, con el interior -Antoni Morral y los alcaldes como Anna Erra- y con los de la presidenta del Parlament, Laura Borràs, que preferirían que su formación pasase a la oposición y que ERC gobernase en minoría, ya que solo va a poder dedicarse a la gestión autonómica.

Todos estos sectores han entregado a su secretario general, Jordi Sànchez, la dirección de las conversaciones con ERC, las cuales conduce desde la cárcel de Lledoners. Si Sànchez insiste en llegar hasta el final, ninguna de estos partidos tiene fuerza para que desista después de llevar más de tres años preso. Al pasar de los días, ERC es más débil y JxCAT más fuerte. Por tanto, Jordi Sànchez se inclina por alargar la negociación.

Las dos principales exigencias de JxCAT son que ERC rompa con la CUP su preacuerdo de investidura y que los republicanos de Gabriel Rufián dejen de pactar con el PSOE en el Congreso.

Redacción Madrid

 

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