MADRID – El Índice de Precios al Consumidor vuelve a dispararse. En noviembre, su tasa interanual fue de 5,6 por ciento. Es su nivel más alto en 29 años. Responsables, el precio de los alimentos y el costo de la gasolina.
De acuerdo al Ine, la que se ha registrado en noviembre es la onceava tasa positiva consecutiva. Es decir, el coste de la vida ha crecido sin parar desde marzo. El organismo destaca el descenso de los precios de la electricidad, que siguen exageradamente elevados. La flexión de coste del servicio eléctrico podría indicar que las políticas del Gobierno estarían comenzando a obtener el efecto deseado.
El Ine, en este anticipo del costo de la vida, añade la estimación de la inflación subyacente. Esta registra el índice de precios sin los productos energéticos y los alimentos frescos, los más volátiles por sus características. La inflación subyacente, en noviembre, se colocaría unos cuatro punto por debajo de la tasa del IPC general. Sin embargo, registraría igualmente un aumento: tres décimas, al pasar de 1,4 por ciento a 1,7 por ciento.
La tasa de inflación armonizada, de acuerdo al Ine, habría alcanzado el 5,6 por ciento, lo cual indicaría un crecimiento de 0,3 por ciento. Y el costo de la vida mensual, siempre de acuerdo al Ine, habría experimentado un incremento de 0,4 por ciento.
Desde hace meses, el coste de la vida se ha vuelto tema de debates y análisis. Los bancos centrales tratan de tranquilizar a la opinión pública repitiendo hasta el cansancio que se trata de un fenómeno transitorio. Sin embargo, los países más endeudados, entre ellos España e Italia, temen que la desconfianza que provoca la inflación pudiera acelerar la retirada de estímulos monetarios, para reducir el peligro de sobrecalentamiento de la economía. Al final, eso contribuiría a encarecer la financiación en los mercados.
Redacción Madrid
