¿Brindamos? ¡Sí, pero con un prosecco!

(Foto di Roberta Radini da Pixabay)

Querido lector, la próxima vez que tenga una celebración, ¡hágala a la italiana! Y apueste por un prosecco. Este vino espumante tiene su origen en el norte del país que anima estos artículos: Italia.

Primero que nada, hay que aclarar que el prosecco es una cepa, de allí el nombre de su derivado etílico; sin embargo, en el 2009, se instaura oficialmente la denominación Glera para referirse a ella, si bien el vino queda con su nombre original.

Dicha vid es tan antigua que, desde antes de la llegada de los Romanos, ya se encontraba en las colinas de la zona nororiental de la bota- específicamente en las regiones Veneto y Friuli-Venecia Julia -. La historia moderna del prosecco se comienza a escribir en los ‘800 como “el vino blanco producido en esas colinas”, hasta que a mediados del ‘900 se convierte en el incomparable producto rey de la zona.

Veamos cuáles son las diferencias entre un prosecco y un champaña: obviamente el país de producción y la diferencia de terrenos (Italia versus Francia); el tipo de uva (la glera para el prosecco y una mezcla de las variedades chadonnay, pinot noir y/o meunier, para el champaña; el método de producción también es completamente diferente: mientras que el galo usa el champenoise (témino femenino en francés que indica que la segunda fermentación se produce en la botella y el método charmat o Martinotti que consiste en realizar la segunda fermentación en tanques de acero inoxidable. En ambos vinos, se utiliza el azúcar y las levaduras para realizar dicha fermentación.

Veneto, la Región del Prosecco. (Foto di Robert Forster da Pixabay)

El prosecco tiene su DOC (Denominación de Origen Controlado) desde el 2009; con ese sello, queda establecido su nombre y calidad sostenida que lo distingue: cada región que lo produce tiene la suya propia.

Existen varios tipos de prosecco: el tranquilo (sin burbujas), el espumante (11 % vol) en sus variantes Brut, Extradry, Dry o Demi-sec (según el contenido de azúcar); y el frizzante con un 9% vol con un leve burbujeo. En el mundo del vino, se define como de color “amarillo paja”, con bouquet floral y afrutado y con un sabor en boca fresco, ligero y con brío.

El maridaje perfecto, según los entendidos, es con platos ligeros a base de pescado, así como antipasti: entradas en italiano: anti (antes) pasti (comidas). También para acompañar postres y, por supuesto, realizar un brindis.

Según datos actuales el prosecco lidera la exportación de espumantes y coloca más de 460 millones de botellas en el mercadlo mundial versus 163 millones de unidades del champaña.

¡Propongo un brindis por esto pero eso sí, a la italiana!

Cin cin (pronunciado chin chin, en italiano)