MADRID – La inflación, empujada por el incremento de los precios de los carburantes, ha superado la barrera psicológica de las dos cifras. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas, con el repunte del 1,8 por ciento en junio, en comparación con el mes de mayo, su tasa acumulada interanual ha alcanzado el 10,2 por ciento. Decimos, un 1,5 por ciento más. Es el nivel más alto desde abril de 1985.
Después de una leve flexión en abril (1,5 por ciento), el costo de la vida, inducido por el precio de la energía y de los alimentos, ha registrado dos meses consecutivos al alza: 8,7 por ciento, en mayo, y 10, 2 por ciento en junio.
La oficina de estadísticas responsabiliza del incremento del Índice de Precios al Consumidor los aumentos en el costo de los carburantes, de los alimentos y de las bebidas no alcohólicas. También reseña un aumento sustancial en los precios de la hostelería: restaurantes, hoteles y cafés.
Por su parte, la inflación subyacente (la variación de los precios sin tomar en cuenta los bienes energéticos y sin elaborar) ha registrado un incremento de seis décimas que la coloca e 5,5 por ciento, en junio. Esto demuestra como el fuerte repunte de la inflación es imputables sobre todo a la factura energética.
El IPC armonizado se coloca en 10 por ciento; es decir, 1,5 puntos más que en mayo y tan sólo dos décimas por debajo del nivel del IPC general. En todo caso, se trata de cifras provisionales. El Ine dará a conocer los datos definitivos el 13 de julio próximo.
El gobierno del presidente Sánchez ha reconocido que el repunte de la inflación “era lo esperado”. Ha responsabilizado de esta nueva subida del coste de la vida al corte de gas de Putin y puesto en valor el paquete de medidas para frenar la inflación, considerándolo “idóneo” frente a la “gravedad” de la situación.
Redazione Madrid
