Almeida desplegó un prêt-à-porter con aires de alta costura


José María Almeida, uno de los más brillantes diseñadores venezolanos de los últimos tiempos, entró por la puerta grande de la moda internacional al presentar en Caracas su primera colección prêt-à-porter que dejó en el público un regusto a glamour insuperable.


Su reconocida maestría en el campo de la alta costura se infiltró espléndidamente en su primera colección de trajes listos para llevar, en la que el preciosismo de su estilo, su amor por los detalles y su asombrosa fuerza colorista fueron notables, confirmando el músculo que ha impulsado su carrera. Almeida asombró con un prêt-à-porter lujoso y refinado.


El diseñador se paseó, a lo largo de casi una hora, por las tendencias que marcaron las décadas de los 70, 80 y 90 del último siglo, pero con una visión equilibrada que desechó los excesos y extravagancias de aquellas épocas y rescató sus aportes imperecederos.


Los críticos resaltaron, a este respecto, su atinado uso de un brillo menos torrencial, con etéreos degradés sobre telas nobles como tafetanes, georgettes, ciberlinas de seda, tules, rasos, organzas y tafetas. Los trajes de Almeida, supremamente modernos por la ligereza de su construcción –renunciando a las durezas y a los armadores en los vestidos- se adaptaron a las siluetas de un exquisito cuerpo de modelos encabezado por la top model checa Monika Filipova y las colombianas Adriana Arboleda y Norma Nívia, junto a un trío de maniquíes venezolanos de destacada trayectoria en el exterior como Sandrina Bencomo, Ly Jonaitis y Luna Ramos. Un tren de ascendentes figuras de la pasarela criolla las acompañó en la exhibición de las vanguardistas creaciones.


Las 50 piezas mostradas por Almeida en su primera colección prêt-à-porter reivindicaron un sentido del color impactante y atrevido, con faldas azules combinadas con blusas naranjas, por ejemplo. El diseñador acudió a telas transparentes con motivos de lunares, rayas y cuadros, junto a otras pintadas a mano, para armar una serie de blusas de grácil caída y sor-


prendente corte.


La línea de chaquetas mostradas en la pasarela cautivó a un público experto, con cuellos que marcaban la diferencia entre unas y otras. Se vieron solapas superpuestas, dobles cuellos y piezas de uso múltiple con puños que podían volverse hacia fuera para mostrar los sutiles canales de la seda, en las que sombras, brillos y claroscuros


se alternaban fastuosamente.


La primera colección de uso masivo de José María Almeida no tuvo nada que envidiar a sus exquisitas creaciones para la alta costura, pues en una como en otra la explosión de ingenio y de resoluciones estilísticas sin parangón son marca indeleble de su oficio.


Almeida es, ahora, otro de los nombres de Venezuela.