La Camerata de Caracas presentó “Somos Instantes”

Camerata Barroca

La Embajada de Italia, el Instituto Italiano de Cultura de Caracas y la Camerata de Caracas con el auspicio del Banco Mercantil, el Instituto de Artes Escénicas y Musicales (IAEM) y el Centro de Creación Artística TET (Teatro Luis Peraza) invitaron los caraqueños a disfrutar de dos conciertos diferentes con arias, cantatas, escenas dramáticas, lamentos y maravillosas obras instrumentales. Una oportunidad única de escuchar entre otras; joyas poco usuales, como el Lamento d’Arianna o la Lettera Amorosa de Monteverdi.

Se presentaron en el Teatro Luís Peraza dos conciertos de tres funciones cada uno, en las voces de Greilys Bracho la soprano de Valencia, Alma Salcedo la mezzo de Duaca, Luis Magallanes el tenor de Zaraza y Álvaro Carrillo el bajo de Caracas, alumnos de la cátedra de técnica vocal e interpretación de la profesora Isabel Palacios.

Los instrumentistas de la Camerata Renacentista tuvieron la responsabilidad de armar el sólido y complejo Bajo Continuo de estos dos programas: en la primera parte con María Carolina Concha (viola da gamba), Isabel Palacios y Rubén Guzmán (clavecín y órgano) y Rubén Riera (tiorba y arciliuto). En los violines barrocos Boris Paredes y Alexander González, en el bajón y fagot barroco Francisco Antonio Aray y para la segunda parte con Manuel Hernández en el Cello. El concepto artístico, la dirección musical y puesta en escena fueron de Isabel Palacios.

La construcción musical de ese período es realmente impresionante y los compositores usando muy pocos recursos logran lo increíble: textos extraordinarios llevados a melodías de una hermosura indescriptible, una voz sostenida sólo por un bajo continuo y algunas veces unos ritornellos instrumentales que comentan, contrastan o reafirman.

Somos instantes
Se i languidi miei sguardi, se i sospiri interrotti,
se le tronche parole non han sin or potuto, o bell’idolo mio,
farvi delle mie fiamme intera fede, leggete queste note, credete a questa carta…

Miradas lánguidas, suspiros entrecortados, palabras inconclusas: amor-dolor. Primero la palabra y luego la música era la premisa de los compositores de la llamada “seconda prattica”, creadores de la teoría de los afectos en la Italia del settecento, artistas que cambian la música y que darán nacimiento a la ópera.

Entre los afectos estaban por supuesto la alegría, el valor, el miedo, la ira y sin duda, el dolor y la melancolía. Música nacida de esos “afectos” donde cada inflexión de la palabra fue transformada en sonido. Donde decir languidecer es exactamente desvanecerse y los celos se enroscan al corazón como una serpiente de coloraturas.

Donde hay mil matices y colores en las quejas de Arianna y así se convierten en rocas, agua, aire, tempestades y desesperación y las lágrimas contenidas de Lidia descienden en un increíble y dramático cromatismo.

Donde el dolor de la virgen-madre que sabe que su hijo va a sufrir las peores penas se construye sobre el llanto perpetuo de un semitono menor y la apasionada pluma de una carta amorosa destila amor y tristeza. Donde una reina va al exilio y su llanto no la deja pronunciar la palabra adiós o donde a un hombre le dicen: qué haces allí mezquino, doliente y solo.

En la Camerata de Caracas comenzamos a andar desde hace mucho tiempo un largo camino que nos ha sumergido en cavernas escondidas, peligrosas y desoladas pero que a la vez, gracias a esa unión perfecta entre palabra y sonido nos ha elevado y conmovido y nos ha hecho dar gracias por tener la dicha de poder entender y sentir.

A ese camino le habíamos llamado INSTANTES – esa palabra que nos conecta con una breve porción de tiempo pero de tal fuerza que se nos puede ir la vida en ella-, pero poco a poco nos dimos cuenta de que esos INSTANTES, esos arrebatados momentos de pasión y dolor nos invadían y nos hacían conjugar un verbo, y así de tanto adentrarnos sentimos que inevitablemente éramos y SOMOS INSTANTES.

Le pedimos a nuestro público que detenga por un instante su ritmo, nos escuche y acompañe y así serán testigos de un arco iris de sonidos, de pasión, pérdida, desprendimiento, abandono, rabia, culpa, miedo, angustia, sorpresa, despedida, exilio, lágrimas y quejas, y a la vez de un amor tan grande que sorprende y sobrecoge. Nuestros cómplices: Monteverdi, Caccini, Rossi, Cavalli, Biagio Marini, D’India, Strozzi, Barlasca, Frescobaldi, Merula, Uccellini, y también de tres pilares del barroco pleno: Vivaldi, Scarlatti y Händel

Estamos felices de que el TET con su teatro Luis Peraza una vez más nos haya abierto sus puertas, ese sitio maravilloso dónde gracias a su generosidad pudimos hacer realidad el sueño de nuestro Orfeo, ese recinto donde se conjugan el teatro y el incansable trabajo con el juego, la creatividad y la pasión.

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