Libertad y Gracia

Por primera vez en mi vida estuve en New York, y es una ciudad fascinante. Pero lo primero que vi no fue la Estatua de la Libertad ni sus lugares famosos; lo que primero me encontré fue a personas libres.

No estoy hablando solamente de que pueden: encontrar miles de marcas de productos de todo tipo en sus tiendas, caminar seguros en la ciudad que nunca duerme, donde los servicios funcionan, y conocer gente de todas partes del mundo; estoy hablando de la libertad que hace brillar los ojos, porque sigues lo que te hace ser feliz en la vida de manera totalizante. Así fue el New York Encounter: un lugar de personas libres donde se afirmaba que la realidad nunca nos ha traicionado.

Un ex-mafioso que al salir de la cárcel quiere hacer el bien y se convierte en actor, y protagoniza una serie de TV; un reencuentro con mi amigo Brian que afirma cómo la libertad religiosa ayuda a hacer empresas y al desarrollo de los países; periodistas, obispos, muchos voluntarios y yo, hablando del trabajo y las personas en Venezuela.

Luego siguió Washington en la víspera de la toma de posesión de un personaje como Trump, y al mismo tiempo encuentros fascinantes con nuevos amigos que en instituciones de nivel mundial se preocupan por el valor de cada persona; estudiantes universitarios y profesionales que quieren conocer más de mi vida, mi familia, mis amigos y mis colaboradores en Trabajo y Persona.

Miami y su particular fusión de culturas, el encuentro con Greivis (el único jugador venezolano de la NBA) que invierte en la educación de jóvenes en Venezuela; hablar luego de 32 años con Mariana una amiga del colegio, encontrar nuevos amigos como si nos conociéramos de toda la vida, y que se ensimisman con nuestra realidad.

Como si fuese una locura voy ida y vuelta a California, y estando a 10 minutos de Disneylandia (al cual no pude ir por tiempo) estoy todo un día hablando del trabajo que hago, el valor de las circunstancias para vivir la vocación y cómo con el testimonio de una persona se puede cambiar el mundo.

Regreso a Caracas alegre y muy cansado físicamente, pero con nuevo ánimo. No solamente de aquel que sale y vuelve a entrar con más fuerzas a nadar en nuestras aguas turbulentas, sino de quien ha sido objeto de una Gracia enorme, y que arriesgando sigue descubriendo su propósito en la vida.

Esa Libertad del sueño americano no está en un solo lugar, sino que se te ofrece como una Gracia y por ello hay que agradecerla, hacerla nuestra y re-conquistarla cada día, donde sea.

Como dice Bono en su canción: Grace… It’s also a thought that changed the world; And when she walks on the street you can hear the strings; Grace finds goodness in everything…

https://www.youtube.com/watch?v=8Zk26KXSH3g