Sobrevivir con las remesas

Más de 3 millones de personas se benefician de recibir ayuda desde el extranjero, pues las remesas son la única salida posible poder adquirir bienes básicos y mantener la calidad de vida en Venezuela
Más de 3 millones de personas se benefician de recibir ayuda desde el extranjero, pues las remesas son la única salida posible poder adquirir bienes básicos y mantener la calidad de vida en Venezuela

Caracas. La firma Datos presentó un reciente estudio en el que indica que alrededor de 3 millones de personas, equivalente a 14% de la población adulta recibe remesas del exterior ya sea en dinero, alimentos o medicinas.

De ese porcentaje 11% los reciben en dinero mediante dólares o euros y el restante 3% en forma de productos básicos, alimentos y medicinas debido a la alarmante escasez que se vive en Venezuela.

En medio del imparable aumento de los precios producto de la hiperinflación y las distorsiones del mercado cambiario, contar con una cantidad de dólares fijo, hace la diferencia en la calidad de vida de un individuo o grupo familiar.

Para septiembre de 2017 la proporción de remesas que entraban al país era de 12%, cifra que quedó atrás a demostración de que se ha incrementado el éxodo de personas y a la vez ha aumento de carencias de quienes viven en el territorio

Datos registra que 42% de las divisas fluye desde Europa y refleja la cantidad de hijos de españoles, portugueses e italianos que decidieron irse de Venezuela para buscar una mejor calidad de vida. Siguen Estados Unidos con 40%, Suramérica 12% y Centroamérica y el Caribe 5%.

Los números sugieren que quienes emigraron a Europa y Estados Unidos ya han logrado estabilizarse y por eso han iniciado el envío de remesas de forma constante. En el mediano plazo debería suceder algo similar con la cantidad de venezolanos que se ha marchado a países de Suramérica como Colombia, Brasil y Perú.

Transarse con el paralelo

Generalmente el que envía remesas vende los dólares o euros a través del mercado negro y transfiere el dinero a la cuenta de un comprador en el extranjero, quien a su vez deposita los bolívares a una cuenta indicada en Venezuela.

La razón para utilizar este sistema es obvia porque en el mercado oficial el gobierno nacional controla el precio del dólar mientras que en el mercado negro se vende según los indicadores del mercado paralelo.

Sucede también con las encomiendas provenientes de todas partes especialmente Suramérica en las que los envíos de medicinas, alimentos, productos básicos y de higiene personal, han hecho proliferar este tipo de negocios que envía mercancía directa en Venezuela, debido a que cada día aumenta la cantidad de gente que se va buscando mejor calidad de vida.

Si bien no es fácil determinar la magnitud de la diáspora porque la doble nacionalidad de venezolanos que se han mudado a países como España o Italia complica los cálculos, el estudio de Datos registra que en enero 63 de cada 100 venezolanos afirmó que en los últimos doce meses un familiar se marchó al extranjero, indica el Diario de la Américas.

Asimismo y de acuerdo con la encuestadora, 41% de la población mayor de edad consultada responde que aspiran largarse en los próximos doce meses.

Según el Banco Mundial en 2017 las remesas a Venezuela se ubicaron en 289 millones de dólares, cifra comparada con El Salvador y República Dominicana donde se estiman 5 mil millones de dólares.

Analistas proyectan que el crecimiento de las remesas, encausado hacia un mercado donde el sector privado pueda comprar dólares libremente, podría aliviar la sequía de divisas y disminuir el desabastecimiento.

La historia se repite

Alrededor de los años cincuenta los inmigrantes italianos enviaban a sus familias en Italia el dinero que podían para ayudarlos, pues esa diáspora masiva de europeos que llegó a América en busca de hacer un futuro mejor, dejaban atrás una nación devastada por las consecuencias de las guerras, muy pobre y con un alto índice de mortalidad por desnutrición y falta de servicios básicos.

En la recomposición económica del país hubo un factor muy importante, conocido como el factor R que ayudó a despegar el desarrollo económico nacional. Este factor R lo constituyeron las remesas de la inmigración, es decir los ahorros que los inmigrantes enviaban a sus familias desde los países donde residían.

Para la época los italianos que dejaron sus tierras lo hicieron con un objetivo bien claro: trabajar, ahorrar para ayudar a su familia y tal vez un día regresar a Italia.

Para el año 1902 las remesas de la emigración alcanzaron 132 millones de liras (al valor corriente) mientras que en 1913 los ingresos superaron los 716 millones de liras. Las remesas de los emigrantes fue determinante para el “Miracolo Economico” que experimentó Italia, hoy entre las naciones más desarrolladas al mundo.

A partir del 1901 el Banco de Nápoles obtuvo del gobierno la exclusividad en la recolección de los ahorros de los emigrados y comenzó a abrir sucursales en todos los países receptores de inmigrantes, excepto en Argentina, ya que aquí un grupo de exitosos comerciantes y navegantes genoveses fundaron  la Banca d’Italia del Río della Plata que funcionaba como “sucursal” del Banco de Napoli, reseña la web de Ancestros Italianos.

Los envíos de ahorros efectuados a través del Banco de Nápoles representaban 15% de la suma total de las remesas visibles. Otro 15% aparece representado por las sumas depositadas en las cajas de ahorros postales. Pero mucho más importantes son  las remesas “invisibles” que representaban el 50% de las remesas totales. No hace falta olvidar que los italianos tuvieron la costumbre de llevar el dinero hacia Italia en sus propios bolsillos”.

De este modo las remesas de la emigración se volvieron una original forma de traslado de recursos y sirvieron a la vez para colocar en el mercado internacional a precios competitivos la mano de obra italiana.

Es así como la historia se repite y es la manera del que se va pueda ayudar a quien se queda.

Letizia Buttarello

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