CARACAS – El Canciller de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, insistió en que su país no reconocerá a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, al contrario espera un diálogo entre la oposición y el gobierno venezolano.
Manifestó que el diálogo debe ser “diáfano” para que genere la paz que necesita el país.
“Abogamos por el entendimiento, por la paz, estamos dispuestos a ayudar por todos los medios pacíficos a nuestro alcance, sin falso reconocimiento ni aplausos fáciles”, expresó el uruguayo.
El diplomático que se encontraba en el parlamento de Uruguay, recordó que su país no está dispuesto a participar en la ya polarizada posición entre los actores que realizan política en Venezuela.
“No estamos dispuestos a contribuir, a aumentar la polarización de las posiciones, con el riesgo gravísimo de un enfrentamiento civil y militar e incluso con intervención extranjera”, dijo el canciller.
Se refirió a los países que han reconocido a Guaidó, en el que acentuó que no van a llevarse la institucionalidad internacional, tampoco la de Venezuela.
“Si se procede al reconocimiento, no puede argumentarse que se trata de un reconocimiento político”, puntualizó el político.
Arreaza opina lo mismo
Por otro lado, el Canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, insistió en realizar un diálogo con la oposición a través de los mecanismos establecidos en el Mecanismo de Montevideo.
“Hay un mecanismo que se ha creado, el Mecanismo de Montevideo, con mucha prudencia, con una metodología muy clara. Sentemosno con el Mecanismo de Montevideo”, sostuvo el venezolano.
Señaló que continúa una acción de interés por parte del gobierno de Estados Unidos.
“Quieren es el petróleo de la faja petrolifera del Orinoco, ¿por qué confiscaron Citgo? Para quedarse con las capacidades que tiene Venezuela para la refinación de Petróleo (…) El botín de guerra”, explicó Arreaza.
Ante este panorama, el ministro les solicitó a los países que se han involucrado en la política de Venezuela, a rechazar el “intervencionismo” por parte de EEUU.
El Mecanismo de Montevideo fue una iniciativa propuesta por lor gobiernos de Uruguay y México para buscar una “alternativa” al conflicto político que atraviesa Venezuela.
